EL EDIFICIO MAS ESTRECHO DE MADRID

Es complicado indicar cuál es el edificio más estrecho de Madrid ya que hay distintas opiniones y versiones sobre qué edificio debe mantener ese galardón. Si nos ponemos a mirar documentos escritos el edificio más estrecho de Madrid del que se tiene constancia, era el edificio de las Cinco Tejas que se encontraba en la Calle de Santa Ana, y el cuál medía de ancho el tamaño de esas cinco tejas que le daban nombre, pero dado que fue derribado en 1851 y no existe manera de verificar si es una leyenda o real, ni cuál era el tamaño de esas tejas por lo que  no podemos meterlo a concurso.
Durante muchos años, se ha mantenido por casi todo el mundo como edificio más estrecho de la ciudad el que se encuentra en la Calle Mayor número 61, que además de ser estrechísimo, tiene la curiosidad de que en él vivió Calderón de la Barca.
Existe una anécdota sobre este edificio  que cuenta como el edificio iba a ser derruido, de ello se enteró Don Ramón de Mesonero Romanos, que ha sido uno de los mayores defensores custodios de nuestro patrimonio municipal (gracias a él también sigue en pie la casa donde vivió Cervantes por ejemplo), éste se personó allí el día del derribo con la idea de impedir que dicha morada, que había sido hogar de tan gran escritor, fuera derruida para siempre.  
El bueno de Don Ramón, intento que los operarios entraran en razón pero éstos con aquello tan castizo de “Jefe yo es que cumplo ordenes…” no le hicieron ni el más mínimo caso. Aquello, lejos de desesperar a Don Ramón, le obligó a mantenerse firme en su propósito, por lo que tras pasar toda la noche en vela sin permitir que obrero alguno se acercara al edificio, llegando incluso a golpearlos con su bastón. A la mañana siguiente se fue al Ayuntamiento y con la ayuda de sus contactos, que no eran pocos, consiguió que se elevara un mandato para guardar el legado de ese edificio que hasta no hace mucho se ha mantenido como nuestro edificio más estrecho. Aunque hay quienes también mantienen que en él jamás vivio Calderón de la Barca puesto que el edificio es de construcicón muy posterior al que habría morado nuestro escritor,ñ y al parecer este realmente vivió en la calle Tutor. También hay quienes mantienen que si no es este mismo edificio sí que estaba en el mismo solar del citado edificio indultado, pero no está demasiado claro de si aquello de que en ese edificio vivió Calderón de la Barca no fue una mera invención del bueno de Mesonero.
A pocos metros de este edifico, en el nº57 de la Calle Mayor, existe una tienda en la que figura una placa indicando que tambien este edificio es el más estrecho de Madrid, y aunque verdaderamente es más estrecho que el anterior, tiene algo de trampa, pues la entrada a la tienda es la única entrada que tiene el edificio y el resto de los pisos superiores se encuentran cerrados y sólo se podría acceder a él por una trampilla que la dueña de la tienda ha conservado en el techo de la misma, por lo que sí, es un edifico muy estrecho, pero no tiene uno como tal.  
Otras hipótesis defienden que el edificio más estrecho de nuestra querida ciudad, es el de la calle Postas nº6, pero personalmente tampoco creo que ostente este honor. No los he medido pero bajo mi opinión, el edificio más estrecho que he visto en Madrid, no es otros que un pequeño edificio que se encuentra en la calle San Vicente Ferrer nº 24. Este edificio, que yo sepa, no tiene ningún dato relevante pero si miráis las fotografías que os adjunto podréis votar por el que para vosotros es el más estrecho o si sabéis de algún otro que pueda serlo, no dudéis en indicarlo para ver si entre todos conseguimos sacar cuál es el edificio que finalmente se adjudique con ese título.

Siéntete libre para comentar, compartir e indicar tu parecer.


Calle Mayor nº 61 (http://nosolometro.blogspot.com/)

Lugar donde Vivió Calderón de La Barca.
Calle Mayor nº 61 (http://nosolometro.blogspot.com/)
Placa de edificio de la calle Mayor 57 que también dice poseer este galardón.

Edificio Calle Postas nº 6 (http://esmadridnomadriz.blogspot.com.es)

 Edificio San Vicente Ferrer nº 24 (http://www.viendomadrid.com)


Edificio San Vicente Ferrer nº 24 Antes de ser pintado (http://www.viendomadrid.com de origen QDQ)

CARTA DE UN CHISPERO A DON NAPOLEON 1808

Cuando comentamos la Casa de tócame Roque ya hablamos ligeramente sobre el carácter un pelín peleón que tenían los chisperos, estos vivían en Madrid, afincados mayoritariamente en lo que hoy serían las inmediaciones del barrio de Malasaña. 
Pero bueno hoy quería dejaros este impresionante documento que me ha envió hace años un amigo y que se encuentra en la Hemeroteca Municipal y cuál me gusta compartir con vosotros cada 2 de mayo. Para aquellos que tengan el gusto y paciencia de leerla íntegra, podrá hacerles entender mucho mejor que cualquier explicación mía el carácter de los famosos chisperos. Ahí os la dejo que la disfrutéis.  
Me he tomado la libertad de, tras cada página, trascribir literalmente su contenido para que os sea un poco más fácil su lectura y comprensión. Espero que os guste.

MURIÓ YA LA MADRES QUE LES PARTA.

Señor fanfarrón, señor matasiete, señor perdonavidas,
señor baladrón, señor espadachín, seo guapo, seo Bonaparte ó calabaza, que es lo mismo: ya que no tuvo usted espíritu para venir á presenciar la tremenda marimorena que tuvimos en esta corte el dia 2 de Mayo , con zarrapastrosa y miserable gavilla de rateros, rapiñadores que defienden á usted; y ya que, gracias á Dios pude yo librar mi pellejo, le contaré a usted, (aunque parezca que no viene al caso) algunas de las cosillas que el engolletado , el casquivano, el faramallero , el fantastico , y el desenfrenado garañón de Murat ó Muladar como le llamamos por acá, se habrá dexado en el tintero al dar parte á usted. de tan sonada sarracina entre su despilfarrada tropa, (como llevo dicho) y nuestro resalado exercito chisperial. Pues señor vaya de cuento: habiendonos querido comulgar con ruedas de molino , el susodicho agente zurcidor de voluntades, y correveidile de usted. (con su acuerdo , y el de otros muchos picaros que comen pan ) para encarxarnos encima de las costillas una albarda muy pesada , y no siendo nosotros ni ningún buen español gente que sufra pulgas agenas; se nos subió el humo é las narices, nos arremangamos los brazos.


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metimos mano á nuestras escopetas , á nuestras pistolas, á nuestras espadas, á nuestras mondadientes de Albacete, y  á algunas hachas de partir leña ; y sin mas acá ni mas allá, sindecir oxte ni moxte, y en un quítame allá esas pajas, nos encaxamos de trompón encima del alma de los señores vencedores de Austerlitz y Gena , y de los que sacaron a usted de apuros en tantas batallazas, con que usted nos quería engatusar y soplar la bata, y aunque ellos no quieran confesarlo, lo sierto y seguro es, que los zurramos bien la badana. La culpa se tienen ellos, los que se fian en usted, porque se ha visto por experiencia  que á quantos se han puesto en sus manos, que a la larga ó á la corta, siempre les ha salido la galga capada, pero ¿no les ha de salir si no mira usted mas que por el numero uno?::: No cortemos el hilo: vamos al grano. Pues como digo de mi cuento, así que vi a mi maestro el tío Chamberga , en las garras del lobo dixe para mi ¡cascáras! ¿esas tenemos? Y sin saber como ni como no, rompo por entre la turba multa, arremeto como un toro al perillán, que le iba á hacer la mostaza , agáróle bien por los cabezones , y sin decir agua va , le soplo por el gañote una mojada , tan á mi satisfacción , que en un santiamen, y como quien no quiere la cosa, le dexé en el suelo despatarrado, como una rana- ¿Y que sucedió despues? que el tío Chamberga , como es hombre de pelo en pecho y por nada se acoquina, ponese hecho un demonio; apechuga con toda la canalla que se le pone por delante, empieza a tirar tajos y reveses, y á este quiero, y á este no quiero, la verdad 


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sea dicha, no dexó títere con cabeza, y de ellos, el que libró mejor salió tan completamente magullado, que quedó de pies á cabeza mas blando que una breva. Lo que decian aquellos atufados , y estropeadisimos campeones no lo pude entender, porque no entiendo su chapurrada xerga; pero les oí repetir á menudo sus tristes y descompasados gemidos , los oí refunfuñar de lo lindo, y los vi hacer unos gestos, y unos visages tan estrambóticos,  que parecían á los que hacen los ahorcados quando les aprietan el pescuezo.  Por parte me daba lastima , y por parte tentación de risa al ver a un monseur de la germandad de las uñas largas con el bandullo de fuera , revolcándose sobre otros lobos de su misma carnada , y despidiéndose de este mundo echando mil pestes contra usted : á otro , apretándose los chichones y abolladuras que le hizo la culata de una escopeta: á otro, buscando media cara, que le rebanó una hacha de partir leña: a otro yendo á la rastra porque dos pedazos de plomo bien endilgados le hicieron desprenderse de las dos piernas, que le traxeron á matar españoles: á otro:::: pero dexemos esto, porque no diga usted que soy un majagranzas de primera clase, y vamos a concluir mi relación con lo que sucedió á mi amigo el tio Cascajo, para que acabe usted de regodearse y relamerse. Pues, señor, este pobre albañil, á causa de sus continuas zangarrianas, hace muchas navidades que está muy flojo de piernas; pero como tiene mucho amor á su patria, y nopuede ver las maldades que usted hace, ó queria hacer con ella, 


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sacó fuerzas de flaqueza, y echó tambien su capa al toro: mas no bien hubo empezado la chamusquina , quando étele que cae circuncirca de las herraduras de un caballo, que llevaba encima de sí , á uno de esos soldados del nuevo cuño, que vistió usted de coraceros, el qual, si he de decir lo que siento, se me figuro un verdadero retrato de D. Quixote de la mancha, pues hasta su rocín estaba tan desmirriado, que parecia una sardina con patas de alambre. El tal caballero de la triste figura, ó desfacedor de entuertos, quiso embestir á mi querido Cascajo, mas quando iba á dar sobre él, le hicieron mudar de pensamiento dos primorosas vanderillas de fuego. que planté debaxo de la cola á su semi-etico rocinante. Así que se vió éste tan engalanado y favorecido, empieza á respingar, y á dar saltos de carnero; arroja al ginete por las orejas: dexale en el suelo descoyuntado, tocando tabletas, y haullando como un perro: y sin mas, ni mas toma el portante mas que de paso brincando sin cesar, y tirando coces porque no se podia rascar donde le picaba. Por fin, salió sano y salvo el tio Coscajo, quedó muerto del zaparrazo el don Quixote, y ensartados en mi tizona (como pollas en asador) tres enfurruñados y furiosos compinches suyos que venían á defenderle. Su amigóte de usted el cascaciruelas de Murat, quando estábamos, la gente de la cascara amarga, agarrados de firme con la gentuza de su mando , estaba (según se supo despues) como quien ve visiones, metido debaxo de siete estados de tierra , y tan muerto de

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miedo que se le baxo toda la sangre á los zancajos. Yo le aseguro á usted que si el tal principe de cocina hubiera caído en mis manos, Ó en las de algunos de mis
camaradas , ya le hubiéramos pegado un chincharrazo que le hubiera hecho ir antes y con tiempo á las calderas de Pero Botero á recibir el galardón de los beneficios que nos ha hecho , y á disponer la habitación para usted y todos los de su pandilla; pero no tenga vuestra majestad imperial y real cuidado, que pronto les llegará á ustedes su san Martin , y si no hubiera sido porque el cerote que tenia el desarmado principe del estropajo le hizo valerse de enjuagues, andróminas y engañifas , para que nos cortaran el revesino, á la hora de
esta, ya estaría harto de haberse calentado (con toda la morralla que le defendía) en los braseros de Satanás. Pero los satélites de éste , ¡qué tizonazos le han de pegar á usted quando le echen en la zampa, por haber sembrado tanta cizaña con sus papelajos, por haberse metido a cucharetear en negocios ágenos y delicados, y en fin, por ser la quinta esencia de los malvados y arrastrados, que se han paseado y se pasean por el mundo ! 
Ya me parece que estoy viendo á usted leer esta mi carta, y poner la cara de color de azufre; desencaxar los ojos; arrugar la frente; inflar las narices; poner los dedos como garabatos de candil; abrir la boca , queriendo engullir a España, y pateando de rrabia porque hasta la gente de escalera abaxo se sube á las barbas. Pero amigo,

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no tiene usted mas remedio que aguantar la mecha, ya que tiró el diablo de la manta, y se descubrió el pastel. Y tenga usted entendido, seo archipámpano bergante, que en mi nación murió ya la madre que las paría, como dice mi texto; que no nace ningún español sin bigotes, y que aquí no nos mamamos el dedo. El haber sido los españoles prudentes, humanos y generosos, ha dado margen á que nos tenga por zopencos y zamacucos, ¡ pero qué bravo chasco se va usted á llevar! : y sino al tiempo doy por testigo. Sepa usted que por mas  calendarios que haga, paseándose, de arriba abaxo por los salones de su palacio, devanándose los sesos, y por mas consultas que tenga, con esos quitapelillos y lagoteros de su misma calaña ( que continuamente  le rodean, llenandole la cabeza de viento ) y por mas que proyecte y maquine contra nosotros, y contra las demás naciones que saben del pie que coxea ; no dexará usted de salir siempre con el rabo entre las piernas.
    Sepa usted también, que aunque murieron en el susodicho zipizape, y poco menos que á traicion, Antoñuelo el legañoso; el tio Pingajos, el tio Potrilla, el tio Cochifrito, la tía Tiritaña , la tía Tarángana, y su hermana la tía Taravilla ; ha quedado una infinidad de gente del bronce, que tiene el corazón bien puesto; á saber: El tio Piruétano, el tio Sacatrapos, el tio Carlancas, Calforras el barquillero, el tio Ladillas, el tio Zampona, y su muger la tia Rasca moños, la tía Rechupete , y su marido al tio Tizones, la tia Taparrabos, y su hermana la tia 


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Sanguijuela, la tia Sandungera, y su marido el tio Cosquillas: y sobre todo nuestro famoso y nunca bien ponderado capitán Cachiporra, con muchísimos millares de españoles de todas clases, que aman á qual mas su religión , su Patria y su Rey; todos los que le harán á usted soltar, mas que le pese, la preciosa alhaja que nos ha robado; es decir, á nuestro muy amado Fernando Septimo. Conque restituyanos usted á éste, y todo lo demás bueno que nos ha robado, y no sea usted tonto, pues lo demas es ir fuera de camino, y lo mismo que tirar coces contra el aguijón. Los franceses, y demás vasallos de usted que tengan caletre, quiero decir, les que piensen como hombres de juicio y de razón, no podrán menos de estar llenos de disgusto y avergonzados, al ver que usted con su cabeza de chorlito les hace cada día más infelices; y sobre todo al verse gobernados por un zurriburri, y emperador de chicha y nabo, como vuestra majestad imperial y real. Basta de conversacion, que bien le he calentado á usted las orejas; pero concluyo diciendo á usted otra vez, que nos restituya a nuestro amado Fernando Septimo, y quanto bueno nos ha arrebatado usted. Este es el único medio de que pueda vuestra majestad imperial y real sacar siquiera los pies del berengenal en que le han metido su ambición y sus marañas. Si no toma usted el partido de restituirnos tan preciosa alhaja , tiemble usted, muérase de vergüenza; y si su natural orgullo, le hace tener á menos, el morir á manos de los que han visto con horror las funestas consecuencias de las entruchadas, alicantinas y za!agardas con que usted




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queria casarnos, tirase usted un pistoletazo, y santas pasquas. De este modo quedan todas las naciones en paz, usted se quita de ruidos y malos ratos, y evita el verse hecho el juguete y el dominguillo de los que quisieran verle frito en aceyte , y uno de tantos es éste su mas acendrado, y verdadero enemigo.
El tío Ventosa.




LA CALLE MONTERA

¿Quién no ha pasado alguna vez por la calle Montera? Pero... ¿sabes a qué se debe su nombre? Pues bien tres son las hipótesis que han quedado en el tiempo sobre su origen.
La primera alude a que antes de que los límites de Madrid llegasen a esta calle, se decía que el horizonte que se dibujaba desde ella hacia las afueras parecían los picos de una montera.
La segunda a que una montera fue perdida o robada por el rey Sancho IV el Bravo al inicio de la calle y de ahí quedó su nombre. Incluso existen unos versos que rezan sobre esta hipótesis  «Al pasar esta vereda, perdió el rey la montera» y «Como Don Sancho era bravo, caminó con grande enfado».
Pero la tercera y sin duda la que tiene más encanto, alude a que en esta calle residía la mujer (viuda en otras versiones) de un montero mayor de Felipe III (un montero era un oficio similar al de cetrero). Por lo visto la mujer en cuestión además de ser guapa a raudales, se presentaba en público con atuendos provocativos, lo cual provocaba que un gran número de hombres deambularan por la calle constantemente paseándose bajo su balcón para solicitar sus favores. 
Aunque no existe registro de que la citada dama aceptara los requerimientos de galán alguno, sí que se tiene constancia de que llegaron a generarse incluso duelos a muerte entre los followers de la citada dama. La señora llegó a tener restringidas sus salidas a la calle a sus visitas a la iglesia, dado que generaba tales revuelos que la calle era un clamor y los galanes daban estocadas a su paso con tal de robarle una mirada.
No se sabe si fue el propio rey o la inquisición (según la hipótesis que se tome) quién tomó cartas en el asunto, pero el caso es que la señora fue invitada a abandonar la calle en la que residía e invitada a mudarse fuera de la corte a la que no volvió nunca más, aunque parece que con el tiempo, aún no se ha conseguido que el gentío masculino deje de deambular por la calle en busca de mujeres de vestimenta provocativa.

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Ascensor de la Red de Metro de San Luis, en la Calle Montera, era gratis de bajada y de pago de subida. De desmontó piedra a piedra en 1970 tras cincuenta años de servicio, se llevó a Porriño (Galicia) ciudad natal de su arquitecto Antonio Palacios 

Cátedra publica en el Ateneo de la Calle Montera nº 32.

Calle Montera en el año 1895



Obras de Pavimentación y retirada del tranvía en la calle Montera.


CALLE MARQUÉS DE CUBAS

Desde el año 1900 el Ayuntamiento de Madrid puso este nombre a esta peculiar calle que va desde la calle de Alcalá hasta la plaza de las Cortes. Anteriormente se llamó calle de los Siete Jardines, de los Jardines y también calle del Turco, ya que en ella se alojó el embajador de Turquía. Cuando la calle aún conservaba este nombre, en 1870 el Presidente Prim fue asesinado en un atentado al ser alcanzado por nueve tiros, aunque una autopsia realizada a su cuerpo muchos años después, reveló que este no había muerto de estas heridas sino que murió de estrangulamiento. Otra tercera autopsia más reciente aún, mantiene que no fue estrangulado sino que murió por la infección en una de las heridas de bala, pero esta tercera autopsia borra de un plumazo las pruebas que se encontraron en la segunda sobre el estrangulamiento y dice que no hay marca alguna, cosa difícil de explicar sin pensar que, o bien la segunda, o bien la tercera, o todas ellas, han sido fallidas. ¡¡¡Menudo jaleo de autopsias!!!
Pero bueno volvamos al marqués que da nombre a la calle. El Marqués de Cubas que respondía al nombre de Francisco de Cubas y González-Montes, nació en Madrid en 1826. Su título le fue otorgado por el propio Papa León XIII como compensación a sus inmensas obras benéficas. Fue pensionado en Roma y en 1858 obtuvo la Primera Medalla en la Exposición Nacional de las Bellas Artes. En 1870 ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la que fue presidente de la sección de Arquitectura. Pero si hay algo por lo que el marqués ha pasado a nuestros días, es por ser el Alcalde más efímero y productivo de todos los que han regido la ciudad de Madrid. Vamos uno de esos que todos desearíamos en nuestros días pero que parece difícil de encontrar.
Su mandato al frente de la casa de la Villa duró tan solo 25 días, llegó a la alcaldía a los 64 años un 6 de noviembre de 1892 en sustitución de Alberto Bosch y se dedicó todos y cada uno de esos pocos días, a desenmarañar toda la corrupción que este había tejido durante su mandato. Raro era el día que no salía desfilando algún funcionario corrupto o algún puesto que había hecho la vista gorda en algún asunto turbio.  En esos 25 días también inauguró la Biblioteca Nacional y realizó la primera memoria sobre el presupuesto Municipal, principal problema por el que se escapaba el erario público al no existir un detalle exhaustivo de las cuentas municipales.
Tras limpiar todo lo limpiable bajo sus dominios, dimitió del cargo renunciando a su sueldo íntegro, cosa que aunque no era nada para su bolsillo, ya que era un hombre bastante acaudalado, si es cierto que no es común ver ni en aquellos, ni en nuestros días.
En su faceta profesional además de arquitecto y un excelente hombre de negocios, dedicó gran parte de su dinero a restaurar y edificar grandes edificios de nuestra ciudad, alguno de los cuales lo realizó también de manera gratuita.
De su labor salieron edificios tan importantes como:
- Las obras de rehabilitación de las Salesas Reales en la calle Santa Engracia nº 18
- El museo Antropológico en Alfonso XII nº 68
- El Palacio Arenzana (Actual embajada de Francia) en la calle Salustiano Olozaga nº 9
- La iglesia del Sagrado Corazón en Claudio Coello
- El convento de las Siervas de María de Tudela.
- La universidad de Deusto en Bilbao
- El Mausoleo de los Duques de Alba en Salamanca.
- O el proyecto definitivo de la reforma de la Catedral de la Almudena a la que se dedicó en cuerpo y alma durante los últimos días de su vida.
Tras todo este inmenso legado, el bueno de Francisco falleció en su Madrid en 1899 y sus restos junto a los de sus esposa tienen un hueco en el mausoleo de la Catedral de la Almudena a la que debemos parte de su gran esplendor y bajo la que se encuentran los restos de uno de los políticos más éticos y generosos que jamás hayan gobernado esta villa y corte.
Por ello aunque su historia no esté plagada de anécdotas y curiosidades, creo que su persona en sí es lo suficientemente interesante como para ser recordada y traída como ejemplo a nuestros días.



Imagen del Marques de Cubas

Imagen del asesinato de Presidente Prim en la calle del Turco

Placa de la calle donde se informa el lugar del atentado

Azulejo con el nombre de la calle




DON GIL Y SUS POLLAS

¿Sabías que el término gilipollas es una expresión madrileña?
Pues así es, aunque no sea para nada nuestro mayor orgullo, ni la mejor contribución a la riqueza lingüística de nuestro idioma, parece ser que el origen de esta expresión nació en las calles de Madrid.
El inicio viene del siglo XVII en aquella época vivía en Madrid un fiscal del Consejo de Hacienda que respondía al nombre de Don Baltasar Gil Imón de la Mota, y el que da nombre a una pequeña calle que va desde la Ronda de Segovia al Paseo Imperial, bueno realmente la calle tomo el nombre de uno de los portillos y puertas de Madrid el cuál se llamaba el Portillo de Gil Imon o de Gilimón, y se encontraba en el mismo sitio donde comienza la travesia cercana a la calle y ésta sí que tomaba el nombre de nuestro personaje en cuestión.
Bueno al grano, por lo visto, el bueno de Baltasar tenía  tres hijas, dos de ellas sobre todo, las cuales no eran demasiado agraciadas, ni poseían una inteligencia capaz de deslumbrar a ningún hombre casadero. Las jóvenes que respondían al nombre de Fabiana y Feliciana, además de no ser demasiado inteligentes ni deslumbrar por su físico, eran bastante aficionadas a las bromas de mal gusto y a hacer gala de lo poco que habían tomado de la educación que sus padres les dieron, solían dejar al bueno de su padre en constante rubor público sin importarles demasiado el daño que esto le provocaba.
Don Baltasar, que de amor de padre estaba sobrado, lejos de resignarse en dejar a sus niñas sin catar las mieles del matrimonio, solía pasear con ellas del brazo por cualquier lugar donde la soltería madrileña se mostrara.
Tal era su insistencia del padre, que en las calles de Madrid comenzó a hacerse habitual el comentario en tono de sorna de... “por ahí camina Don Gil con sus pollas” (polla refiriendose, según sigue a día de hoy recogiéndose en el diccionario de la Real Academia Española, a coloquialmente hablando, una mujer joven).
Tanto se repitió la mofa de “Don Gil y sus pollas” que acabó derivando en el actual gilipollas que se utiliza ya como un insulto con la mayor naturalidad sin saber que en verdad se refiere a las hijas de Don Gil Imón y a los repetidos escarnios que el pobre padre tuvo que pasar por el bien de sus hijas. Así que ya sabes, cuando estas refiriéndote a alguien por el término gilipollas, no haces otra cosa que traer al recuerdo los pesares del pobre Baltasar para con sus hijas.

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 Revista Blanco y Negro del 4 de marzo de 1917, se incluye un poema titulado "Las Gilimonas", de Tomás Luceno

Cuadro de la calle Gil Imón en el siglo XX (Autor Sacha)

Recorte del ABC.

Plano del portillo de Gil Imón


LA CASA-PALACIO DE LOS CONDES DE MONTIJO Y TEBA

En el año 1810 en el punto exacto donde se unen las plazas de Santa Ana con la del Ángel se edificó el Palacete de los condes de Montijo y Teba, este edificio se convirtió en poco tiempo en uno de los más visitados por la alta alcurnia madrileña, no tanto por la majestuosidad del edificio, sino por las dotes de su anfitriona Doña María Manuela Kikpatrick, que como supongo habréis adivinado no era de procedencia totalmente castiza. Doña María Manuela, tras heredar de su padre, un acaudalado Escoces que hacía sus negocios principalmente en Andalucía, decidió que lo mejor que podía hacer por sus hijas era buscarles el mejor marido posible. Por ello se dedicó a realizar las mejores tertulias, fiestas y reuniones del Madrid de la época. Muchas fueron las reuniones que en su casa se realizaron para retornar a los Borbones a la corona de España en favor de Alfonso, hijo de Isabel II. Ella fue quién introdujo las fiestas de disfraces en nuestro país, cosa que ya era célebre en otras muchas capitales europeas pero que en nuestro país no se veían hasta la fecha como propias de la flor y nata del país.
María Manuela no cejó en su empeño hasta alcanzar el propósito que la había llevado a convertir su casa en prácticamente una sala de fiestas, por fin consiguió que su hija Paca casará con el Duque de Alba y a su hija Maria Eugenia con el emperador de Francia Napoleón III (Eugenia de Montijo), no está nada mal el botín para haberlo urdido entre fiestas y tertulias.
Tiempo después este edificio lejos de perder el esplendor de la época se trasformó en hotel, el famoso hotel Reina Victoria el cuál era elegido por lo más laureado de la tauromaquia española para descansar antes de las mejores faenas de nuestro acervo taurino, hasta ser conocido por todos los madrileños como el hotel de los toreros.
El mismísimo Manolete tenía la costumbre de reservar la habitación 220 del hotel para pasar sus horas de descanso previas a cada corrida. No sabemos muy bien si por preparar la corrida del día siguiente o por disfrutar de su romance con la actriz Doña Antonia Broncalo Lopesino más conocida por Lupe Sino, que si bien mucha gente piensa que era mexicana, no es menos cierto que era natural de Guadalajara, pero de la de aquí, de la misma alcarria vamos. No sé muy bien si la equivocación era por darle más glamour a la figura o por si la actriz prefería renegar de sus ancestros, pero lo realmente cierto es que el amor que en la época hubiera llenado los Sálvames de la época realmente no poseía esa nota exótica que muchos otorgan.

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Doña María Manuela Kikpatrick

 Las niñas Francisca y María Eugenia


María Eugenia y su ahijada Victoria Eugenia

 Vista de la plaza de Santa Ana (foto archivo ABC)

 Postal antigua del Hotel Reina Victoria

Plaza e Santa Ana año 1900.


"VISITA G"

Seguro que alguna vez te has preguntado qué significa esa placa de cerámica con el texto “Visita G” acompañado de un número de Manzana que puede verse en algunos portales de la zona centro de Madrid.
Pues bien, estos letreros corresponden a la Visita General de la Regalía de Aposento, y no era más que un sofisticadísimo y confuso sistema de registro de los edificios y las casas que lo componían, con el fin de facilitar la recaudación de impuestos el sistema comenzó a utilizarse en 1750. El sistema aunque fue diseñado por Zenón de Somodevilla y Bengoechea, más conocido por su título el Marques de la Ensenada al ponerse en marcha el 22 de octubre de 1749 su Registro y Planimetría de la Villa,  parecía ideado más bien por un loco, ya que a groso modo, correspondía en dar un número a cada manzana y dándole también un número a cada casa. El problema es que la numeración de los edificios daba la vuelta a la manzana, por lo que podrías encontrar el número 1 de una calle y enfrente otro número 1 que podía corresponder a otra manzana o encontrarte hasta cinco calles con el mismo nombre. Para liarlo aún más, por si ya no era poco, y dado que como decimos se trataba de un sistema para el cobro de impuestos, había vecinos que tapiaban sus puertas abriéndolas por otro lado de la calle con el fin de despistar al cobrador que venía a reclamar el pago de los impuestos.
El sistema se usó hasta el 10 de marzo de 1835 en que Joaquin Vizcaino y Martinez Soles  más conocido por su título el marques viudo de Pontejos, que por aquél entonces era corregidor de Madrid y también fue el creador de la primera caja de ahorros y monte de piedad de Madrid (Lo que degeneraría en la actual Bankia), estableció el sistema de numeración por manzanas. En un principio los números eran todos correlativos hasta el final de la calle y cuando esta llegaba a su fin, volvía por la otra acera hasta volver al principio, por lo que el primer y último número de la calla se encontraban delante uno del otro.
Pero en una segunda revisión se decidió establecer los pares a la derecha y los impares a la izquierda partiendo desde la puerta del sol, dejándose la numeración de las plazas para 1860 en una última revisión del sistema en la que además se cambió el nombre de unas 240 calles, convirtiendo el callejero de Madrid en un legado histórico de la política, las personalidades y costumbres de nuestra ciudad.
Pero ojo no todas las placas que a día de hoy podemos ver están en edificios anteriores a 1835, suponemos que por nostalgia o por desconocimiento de si era necesario mantener aquellas placas, lo cierto es que podemos encontrar edificios posteriores a dicha fecha que han conservado la baldosa de Visita G que presidía el anterior edificio. Sea por el motivo que sea, continuará despertando el interés de los viandantes que continúen sin saber a qué corresponden estas baldosas.

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Ejemplo de una manzana con la placa de Visita G en la Calle Manzana.

Otro ejemplo con cuatro placas

Marques de La Ensenada


Estatua del Marques viudo de Pontejos en la plaza de las Descalzas.