Plaza Mayor, lugar de paso.


Fotografía antigua: Cas Oorthuys 1955
Fotografía moderna: Sergio Moreno 2016

EL PUNTO SOBRE LA HISTORIA

Como alguno ya sabéis, hace un tiempo me invitaron los amigos David Botello y Lorenzo Gallardo de "El Punto Sobre la Historia" a participar con ellos en su programa.
Dentro de esta locura en la que se está convirtiendo el dejaros cada día esta mi pasión por Madrid, no podía negarme y para bien o para mal, aquí tenéis la emisión para los que por distancia o por cualquier otro motivo no hayáis podido verlo.
Os recomiendo verlo entero (este programa y cada Viernes a las 21:30 en Telemadrid) pero por si os pierde el ansia por desvirtualizarme, aparezco sobre el minuto 25.
Espero que os guste. Un saludo amigos


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FRASES Y REFRANES DE MADRID (Parte 14)

Ir de tiros largos. La expresión aunque mucha gente piensa que se refiere a que las mujeres llevaban sus vestidos de cola larga para ir elegantes a alguna fiesta o evento, aun estando relacionada en cierto modo con ello, no se refiere precisamente a eso. La expresión hace mención a los tiros largos de los carruajes, es decir a los carruajes de más de una fila de caballos, que en lugares como Madrid sólo se usaban o bien en algunas diligencias, o bien como signo de ostentación, ya que no estaban al alcance de cualquiera por su coste de manutención tanto de los caballos como de adquisición del propio vehículo. Es decir durante un tiempo, esos carruajes era difícil verlos por la Villa si no se trataba de algún noble o ricachón, que para fardar, montara su carruaje de gala para ir al teatro o alguna fiesta con una a todas luces innecesaria fila de caballos adicional. Como es de suponer, la gente que descendía de aquellos carruajes lo hacía con sus mejores galas, y de ahí la expresión de “ir de tiros largos” relacionada con ir vestido de manera elegante y ostentosa.
La primera verbena que Dios envía es San Antonio de la Florida la expresión por sí sola ya nos da muchas pistas de a qué se refiere, pues como se indica claramente, se refiere a que la primera verbena del año es la de San Antonio de la Florida, próxima al 13 de junio. El caso es que mucha gente piensa que esto no es así, pues entienden que la de San Isidro cae en el santoral con anterioridad, pero lo que esta gente no sabe o es lo que les hace caer en el error, es que San Isidro, no es, ni ha sido nunca una verbena, pues se trata de una romería, que aunque a día de hoy sea prácticamente una diferenciación semántica, lo cierto es, que lo que es, es, y no hay más que hablar.
Hacer mutis por el foro. Esta expresión no está claro que sea de origen o costumbre madrileña, pero me he decidido a incluirla pues mucha gente por aquello del “foro”, sí que se piensa que está vinculada directamente con los madriles. La expresión quiere decir que alguien abandone un lugar sin que nadie se percate de ello, y proviene del mundo teatral donde era habitual que ante la falta de artistas estos desaparecieran por la parte del fondo del escenario de manera sigilosa, para volver a aparecer transformados en otros personajes a demanda de la obra y de ahí la expresión, en la que foro se refiere claramente al fondo del teatro y mutis es una expresión del latín que quiere decir mutar o transformarse.
Que te den morcillas. Esta es de esas expresiones que a nadie le gusta recibir, pues quiere decir que el interlocutor no le desea ningún bien al receptor, pero quizás cuando la decimos no sabemos muy bien todo el mal que deseamos pues la verdad, es que el origen refiere a la costumbre madrileña mediante la cual para acabar con los perros rabiosos, se solía coger veneno y mezclándolo con carne introducirlo dentro de una tripa de animal, generando así una letal morcilla, la cual se lanzaba al perro enfermo, acabando con la vida del mismo, sin miedo a que este mordiera y contagiara a nadie. Así que ya sabéis cuando le decís a alguien que te den morcillas, igual le estás deseando más mal del que imagináis.

LA BELMONTEÑA.

Supongo que muchos de vosotros os estaréis preguntando quién es esta señora de la que hoy os hablo y que tan poco conocida es en nuestra historia… pues bien, realmente la Belmonteña es un personaje bastante efímero, pero que está vinculada muy en especial al día de hoy 22 de junio.
Y es que en este día 22 de junio de 1866, estalló en Madrid la conocida como rebelión de San Gil, nombre que toma del acuartelamiento que se encontraba próximo a la actual plaza de España y por la que gran parte de los militares de dicho acuartelamiento, secundados por el partido democrático y progresista, se levantaron contra el reinado de Isabel II y del gobierno del General O´donnell.
Al parecer el levantamiento estaba planeado para el día 26 pero debido a las sospechas de que les podían estar investigando, los sargentos del Cuartel de San Gil, que fueron los principales artífices de la sublevación, decidieron adelantar el ataque, echándose a la calle con sus armas, junto con otros regimientos de artillería, camino a la Puerta del Sol, donde debían de unirse los milicianos para juntos atacar el Palacio Real. El principal problema que se encontraron es que la fuerzas de Narvaez, O´donnell y el resto de generales afines a la reina que se encontraban en Madrid, consiguieron hacerse fuertes allí obligando a retroceder a las fuerzas rebeldes hasta el propio Cuartel de San Gil, en donde terminaron sofocando la revuelta que poco más tarde costaría la vida de 66 sargentos acusados de ser los culpables de la sublevación.
Y os preguntaréis… ¿Y qué tiene todo esto que ver con la Belmonteña? Pues bien, la Belmonteña que respondía al nombre de Carlota Jaúregui, era una intrépida mujer, casada con Joaquín Belmonte Valcarcel, no se sabe muy bien si el mote le venía del apellido de su marido o de que ambos fueran naturales de la localidad de Belmonte, puesto que no he conseguido encontrar registros que lo aclaren con totalidad. El caso, venga de donde venga el sobrenombre, es que Carlota y su marido vivían en aquel entonces en la calle de la Luna, y al ver la barbarie que estaba ocurriendo por las calles y la quietud de sus vecinos que permanecían agazapados en las calles, no dudó ni un segundo y llevándose consigo a una de sus criadas, salió a la calle para ir socorriendo a los hombres que heridos quedaban tendidos por las calles.
Se sabe que Carlota, sin preocuparse lo más mínimo del fuego que por su calle se cruzaban ambos bandos, entró y salió varias veces de su casa, arrastrando con sus propias manos, los cuerpo de todos los soldados y oficiales que encontraba a su paso. Y que alguno incluso falleció al intentar esta arrastrarlos al interior del edificio
También se sabe, que la propia Reina Isabel II le concedió la medalla de oro de la Beneficencia valiéndole su ingreso en primera categoría en dicha orden civil, pero aunque  su historia no sea demasiado recordada, y hayan pasado otros héroes por aquel lamentable incidente militar, personalmente prefiero quedarme con la imagen de Carlota luchando y poniendo su vida en peligro por salvar a unos desconocidos que veía caer desde su ventana y por eso me he decidido a dejaros este pequeño homenaje en su memoria.

Sargentos del cuartel de San Gil atacando a sus propios oficiales.
Cuartel de San Gil.

Paseo del Prado

Fotografía antigua: Entre 1869 y 1880. Autor desconocido. Si alguno conoce el dato rogaría que me lo indicara. (Fuente Steve Rogers)
Fotografía moderna: Sergio Moreno 2016.
La estatua que se ve en la fotografía antigua puede verse actualmente en la Plaza de Dos de Mayo y corresponde a los héroes Daoiz y Velarde.

PEPA LA NARANJERA

PEPA LA NARANJERA.

Los que ya me venís conociendo desde hace algún tiempo, sabéis que tengo cierta predilección por aquellos personajes poco ilustres pero que dejaron su impronta, por uno u otro motivo, en la Villa de Madrid, en especial por el sexo femenino, que por desgracia, tan usualmente se ha querido borrar de importancia de nuestra historia.
Pues bien, hoy os voy a hablar de una mujer, un tanto desconocida, pero cuyas arengas o facultades para ganarse la atención de otros, llevó a mal puerto a un importante personaje de nuestra ciudad. Esta no es otra que Pepa la Naranjera.
Pues bien, Pepa, que como los más sagaces habrán supuesto, se ganaba la vida vendiendo naranjas en un puesto por el ahora barrio de las Letras, aunque ella parece ser que residía, o al menos frecuentaba por el barrio de Lavapiés.
Allí era bastante conocida, debido a su exuberancia e imponente figura, la cual parece ser que era motivo de turbación para más de uno y más de dos, de distintos rangos sociales y niveles económicos. Dicen las malas lenguas que Pepa tampoco le hacía demasiados ascos al aprovecharse de aquella ocasión, pero que lejos de ser una vulgar mujerzuela que vendiera su cuerpo por lo que le dieran, aprovechaba muy bien las ocasiones para hacerlo, eligiendo inteligentemente a quién quisiera cortejarla. Se dice incluso que varios personajes de la nobleza suspiraban por sus desvelos y la paseaban por Madrid como una reina, condición para la que la buena de Pepa, distaba mucho de estar preparada.
Al parecer, aunque Condes y Marqueses se acercaban a su puesto para intentar comer de su fruta, la buena de Pepa bebía los vientos por un personaje muy popular en la época, y que no es otro que el bandolero Luis Candelas. No se sabe muy bien, hasta donde llegó su relación, pero bien es cierto que ésta existió, o que al menos la naranjera la buscaba con interés, existen incluso algún episodio en el que se relaciona a la frutera con la escapada del bandolero de la cárcel de la Villa, pero como gran parte de lo que hasta hoy nos ha llegado de ambos personajes, no sabemos dónde acaba la historia y donde su leyenda.  
Pero bueno, si hay algo por lo que la Naranjera ha llegado a nuestra historia, no es por su belleza o por sus amoríos, Pepa tuvo un importante papel en una convulsa y decisiva etapa de nuestra ciudad, y es que según ha llegado hasta nuestros días, en los primeros días de diciembre de 1808 los madrileños viendo la que se les venía encima, comenzaban a reunir armas, víveres y municiones para combatir al enemigo Francés que se disponía a entrar en la ciudad, por ello era habitual el contrabando de armas y que algún que otro listillo decidiera hacer el agosto con aquel pánico creado.
Uno de estos “listillos” fue el  Marque de Perales, que más preocupado por sus pertenencias que por lo que pudiera ocurrir si el ejército Francés entraba en Madrid, decidió vender a los humildes defensores supuestos barriles de pólvora que en verdad estaban llenos de arena. Esto, lógicamente, enfureció a gran parte de la población y entre ellos a nuestra protagonista del día, que lejos de quedarse quieta, comenzó a arengar a sus amigos en la plazuela de Antón Martín, calentando cada vez más a las masas contra el Marques.
Finalmente bajo el grito de “A por el Marques” las masas se encaminaron hacia la Calle Magdalena donde este tenía su residencia, lo matan allí mismo y arrastran su cadáver por la calle para que todo el mundo sepa cómo se las gasta la naranjera y lo que le ocurrirá a todo aquel que intente engañar a los madrileños.
También se dice, se cuenta o se rumorea que en verdad el Marques había sido amante de Pepa y que no había tenido nada que ver con el capítulo de la pólvora, solo que Pepa dolida por el desplante del guapo Marqués que era propietario de una fábrica de pólvora en Embajadores, le vino como anillo al dedo la historia para hacerle pagar al galán el haberla dejado compuesta y sin novio, pero bueno allá cada uno que decida qué historia puede ser real y cuál no.
No se sabe muy bien como terminó la vida de Pepa,  o si tuvo más relevancia en la defensa de la ciudad, pero aunque sólo sea por aquel momento, aquí le dejamos este pequeño homenaje a su memoria, no está mal creo yo para una humilde frutera.



Palacio Marques de Perales en la calle Magdalena nº 10
Fotografía propia.



Duque de Alba con calle de los Estudios

Fotografía Antigua: Año posiblemente 1939 autor desconocido SI alguno conociera los datos rogaría me lo indicara. (Fuente El Archivo Rojo)
Fotografía moderna Sergio Moreno 2016.