CALLE DE LA BOLA

A cualquier madrileño que le digas que si vamos a la calle de la Bola le producirá el efecto de comenzar a salivar de manera automática y es que no en vano en el número 5 de esta calle, se viene cocinando desde 1870 uno de los cocidos de más solera y prestigio de Madrid, no os diré que es mi preferido (para gustos los colores), pero desde luego nunca es una mala opción en los días en los que comienza a acuciar el frío. La taberna de la Bola siempre debe estar en nuestra agenda.
Pero bueno una vez que ya os he despertado el monillo de tomar un buen cocido, vamos a pasear por esta calle. Don Pedro de Répide nos cuenta que antiguamente esta calle se llamaba de la Encarnación, por el convento situado en la misma, y que más tarde también se la conoció como calle del General Malcampo, pero su actual nombre, y por el que más se la ha conocido proviene de que en la esquina de la calle, existía un abola de piedra para salvaguardar la esquina del paso de los carruajes. También existe la leyenda de que en esta calle existía una pista de bolos la cual como reclamo tenía colgada una impresionante bola colgada, y que en día de fuerte huracán la bola salió disparada y fue a parar contra una de las ventanas del Alcázar. Esta historia aunque graciosa es bastante poco creíble, no por la distancia que tampoco es tanta, ni por la presencia de huracanes en Madrid, cosa que aunque ahora nos parezca de locos, sí que hay escritos que mantienen su existencia, sino por el que ya nos vamos conociendo e historias de este tipo sobre Madrid, las hay de todos los colores, y aunque me encanten y nunca me resista a comentarlas, siempre hay que darles el valor que tienen.
Como curiosidad en esta calle se imprimieron los facsímiles con los que se proclamó la huelga revolucionaria de Agosto de 1917.
Pues nada señores, ya hemos conocido algo más sobre esta calle, ¿Comenzamos la ruta del cocido de este año? Empiecen por donde gusten pero no dejen de hacerlo nunca.


PUERTA DE ALCALÁ


Fotografía antigua 1895 autor desconocido (Fuente José C. Pérez) Si alguno conoce el autor rogaría que me lo indicara.
Fotografía moderna: 2016 Sergio Moreno.

JOYERIA ALEXANDRE

El 7 de Octubre de 1969, Madrid recibió la visita de los astronautas del Apolo XI Neil Asmstorng, Edwing E. Aldrin y Michaels Collins. Por ello los madrileños se agolpaban en su recorrido por la Avenida de José Antonio (hoy conocida como la Gran Vía), con la intención de darles el recibimiento de héroes que merecían. En esta foto de ese día, podemos ver como la gente se encaramaba por encima de la Joyería Alexandre, con la idea de poder ver a la comitiva sin perder detalle de aquellos superhombres.


Foto Antigua: Autor desconocido 7 de octubre 1969 Fuente Madrid por descubrir.
Foto moderna: Autor Sergio Moreno 10 de octubre 2015.

Por favor si alguno conoce el autor de la fotografía antigua rogaría que me lo indicara.

CUESTA DE MOYANO.

Vamos a darnos un paseo hoy por la Cuesta de Moyano, bueno en realidad por la calle Claudio Moyano, que es su verdadero nombre aunque muchos lo conozcan.
La calle mantiene su nombre en memoria de este político, que aunque es bastante desconocido para el madrileño de a pie, le debemos la ley de instrucción pública del 17 de Julio de 1857, que trajo el desarrollo de la educación en nuestro país y sin cuya existencia nuestro progreso cultural, ya de por si mermado por la posterior guerra, se hubiera visto debilitado mucho más de lo que a día de hoy ha llegado a nuestros días. De alguna manera es tras esta ley cuando se “profesionaliza” la educación en nuestro país.
La popularidad de la Cuesta, data de principios del siglo XX cuando sobre cajones de madera, los libreros se situaban en este emplazamiento y sus inmediaciones, para ofrecer sus libros usados y toda clase de revistas de la época.
En 1925 un grupo de ellos solicitó al Ayuntamiento un enclave fijo en el que celebrar la feria del libro, a lo que éste accedió con la construcción de 30 casetas en la Cuesta de Moyano, fijando así el lugar predilecto paro los madrileños amantes del libro antiguo.
Estas casetas tenían la peculiaridad de que en ellas no se podía instalar ningún aparato, calefacción o iluminación ya que por miedo a que un accidente provocara una catástrofe se decidió limitar, y que la titularidad del puesto no podía ser subarrendada, por lo que aunque era una ventaja a estar en la intemperie vendiendo los libros, digamos que no era ninguna gozada que les permitiera continuar la tradición de estos garantes de nuestra cultura, que generación tras generación han mantenido viva.
En 2004 ocurrió un triste incendio que obligó a trasladarse las casetas de manera temporal hasta la verja del Jardín Botánico, pero se aprovechó este triste accidente para en Abril de 2007 reabrirse en su lugar original, ya con unas casetas más acomodadas (tampoco ningún lujo) pero con acceso a la luz eléctrica y con una calle ya peatonalizada. Esta nueva apertura se realizó bajo la supervisión de sus guardianes Claudio Moyano, Pio Baroja y Azorín que con sus monumentos allí instalados, presidían la entrada a la calle y mantenían de algún modo sus costumbres ya que en vida, era bastante común verles por el mercadillo de libros inicial.
Los actuales ocupantes continúan siendo libreros de toda la vida, o hijos y nietos de libreros, por lo que si tiene una pregunta sobre determinado libro o determinado dato histórico, no existe un mejor lugar en el que preguntar.
Desde esta entrada, les rendimos el homenaje que creemos que se merecen por traer a nuestros días, muchos de los secretos que aquí os contamos y una parte de la historia de nuestra ciudad que no debe perderse jamás.
Por último, hay una curiosidad respecto a la feria del libro, y es que en un inicio como os contaba se eligió la fecha del 7 de octubre para su celebración, ya que se pensaba que esta era la fecha de nacimiento de Cervantes, después en 1930 se decidió cambiar al 23 de abril, fecha de la muerte del autor, pero también se cometió otro ligero error de documentación ya que esta es la fecha de su entierro puesto que el genio de las letras había fallecido en realidad el día 22.


Fuente bauldeloslibrosasombrosos

Fuente Ediciones La Librería.

Fuente Madridsingular


CALLE MALDONADAS DESDE NICOLÁS SALMERÓN.

Fotografía antigua: Antonio Passaporte entre 1927 y 1936.
Fotografía moderna:  Sergio Moreno 2016.
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MARTÍN PERDOMES

Corría un Madrid, el del siglo XIV, en el que la ciudad se hacía cada vez más grande debido a las gentes de pueblos vecinos que venían a negociar entre sus muros enriqueciendo la ciudad de una mezcla variopinta de culturas y saberes.
Cierto es que el nivel medio de la población madrileña era bastante bajo cosa que utilizaba constantemente la iglesia para mantener al populacho cautivo bajo el miedo de lo mundano y lo divino, bajo el miedo del bien y el mal que obviamente fascinaba y atemorizaba a la población a partes iguales.
Pero realmente la historia que hoy os traigo no tiene mucho que ver con la Iglesia aunque sí que está relacionada con el miedo y fascinación que desde siempre hemos tenido por lo inexplicable.
La historia de hoy tiene como protagonista a Martín Perdomes, un hortelano de Vicálvaro el cual bajaba casi a diario a los mercados de la villa para promover su producto.
El caso es que al bueno de Martín le dio un día por comentar que por las noches le visitaba el diablo. No sabemos muy bien si esto fue fruto de la locura, de un bulo que se le fue de las manos o de una maniobra premeditada, pero el caso es que Martín comenzó a observar que cada vez tenía más clientes y que su bolsa cada vez se llenaba más por el fruto de aquellas “visitas”, que por el fruto de su trabajo. Así que ni corto ni perezoso comenzó a dar alas a aquel personaje por los mercados madrileños, cosa que corría de boca en boca y que llegado el momento obligó al hortelano a abrir un consultorio espiritual en la Ribera de Curtidores. Donde poder atender a sus clientes como realmente merecían sus bolsas.
Se dice que incluso fue llamado al Alcázar para entrevistarse con el rey y que este confió en las profecías que el diablo le susurraba al oído cada noche, en más de una ocasión.
Sinceramente no soy mucho de creer en estas supercherías, pero lo que parece cierto es que la ciudad de Madrid decidió creerle como para darle tal nivel de popularidad, por lo que… ¿Quién soy yo para ponerlo en duda? 

Imagen perteneciente a la película Häxan de Benjamin Christensen

TORRE DE LOS LUJANES.

La Torre de los Lujanes que se encuentra en la Plaza de la Villa, es posiblemente el edificio privado más antiguo de la ciudad de Madrid, sobretodo su torre que es de principios del siglo XV. En un inicio fue la residencia de Gonzalo García de Ocaña, contador Mayor del Reino, hasta que alrededor de 1450 Pedro Lujan que era camarero del Rey Juan II, se la compra por 181.000 maravedíes, una cantidad nada irrisoria para aquella época.
La casa es un poco más moderna y sirvió de abrigo a la familia Luján, una de las familias más poderosas del medievo madrileño, desde 1494 en que la construyó Juan de Lujan, hasta el fallecimiento de la condesa de Castroponce María de la Peña de Francia Casimira Luján en 1814.
Algunos historiadores mantienen que los Lujanes se vanagloriaban de la importancia de poseer su casa en este lugar, dado que la Plaza de la Villa era en la época el sitio donde se instalaba el Mercado (epicentro social del pueblo de Madrid en la época) y estaba muy próximo al templo (lugar de reunión del Concejo madrileño). Por lo que desde su torre se podía controlar tanto los rumores del pueblo, como las tramas de los poderosos de la ciudad. 
A principio del siglo XIX se eligió esta torre para ubicar la estación del telégrafo óptico de la línea Madrid-Aranjuez debido a que era sin duda una de las torres más altas de la ciudad o al menos de las más altas de su entorno. Desde 1858 se convirtió en sede de varias sociedades y entidades, como la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas o la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales
Pero la que posiblemente sea la historia que ha mantenido el edificio en pie hasta nuestros días, es muy posiblemente un bulo que se ha ido manteniendo a lo largo de la historia, y es la leyenda que cuenta que el Rey Francisco I de Francia fue hecho prisionero en la batalla de Pavía. Carlos V que estaba débil de salud, ordenó que lo trajeran en Madrid ante su presencia, pero como el Alcázar no estaba aún terminado, ordenó que su “invitado” fuera recluido en la Torre de los Lujanes para ser llevado ante su presencia. La leyenda cuenta que Carlos V con la idea de hacer postrarse al rey de Francia en su presencia ordenó poner unos tablones en la parte alta de la torre, con la idea de que el rey Francisco que no era ningún pequeñajo tuviera por fuerza que inclinarse para salir por ella, dando al Rey Carlos V la imagen de que su pueblo viera al rey de Francia agachado ante su presencia en la plaza más concurrida de Madrid. EL caso es que el Rey de Francia que de tonto no tenía un pelo, se olió la jugada por lo que en vez de salir e frente y agachado, salió de espaldas, mostrando su culo al rey, jugada que convertiría el intento de humillación en burla para su emisor.
Lo que realmente ocurrió fue que Francisco I fue apresado en la batalla de Pavía y estuvo residiendo bajo “libertad” vigilada en la Torre de los Lujanes. El Rey de España se encontraba en Toledo y se negó a recibirle hasta que este no aceptara las condiciones de paz entre ambos monarcas, enemistad que ya venía de largo. Francisco I no estaba muy por la labor ya que las condiciones impuestas no le parecían razonables, pero al caer enfermo, el rey Carlos V decidió ceder y visitarle antes de que aceptara sus condiciones, no fuera a morirse bajo su cautiverio y en vez de conseguir la paz se enrevesada todo mucho más. 
La primera entrevista se produjo en el Alcázar el 28 de septiembre de 1525, momento en el que el Francisco I le espetó ¿Venís a ver si la muerte de vuestro enemigo os librará de vuestro prisionero? A lo que Carlos V contestó: No sois mi prisionero sino mi amigo y mi único deseo es daros la libertad y lo que podáis esperar de mí. Cosa que, aunque un poco forzada, originó que se destensaran las rivalidades entre ambos monarcas y que el 14 de enero de 1526 se firmara el primer tratado de Madrid.




Torre de los Lujanes a finales del siglo XIX.


Torre de los Lujanes antes de su rehabilitación en 1910.

Entrada a la Torre de los Lujanes desde la calle del Codo.