La
calle Barbieri debe su nombre al célebre músico Francisco Asenjo Barbieri que
nació en 1823 y aunque es conocido principalmente por su joyas de la Zarzuela “Los diamantes de la
Corona” (1854), “Pan y toros” (1864) y “El barberillo de Lavapiés” (1874), lo cierto es que Barbierí
además de ser un gran músico, también era un excelente conocedor de la historia
de Madrid, de hecho incluso Peñasco y Cambronero le citan repetidas veces
aludiendo sus conocimientos sobre la historia de Madrid y de sus calles.
Pero si hay algo
interesante que comentar de la calle Barbieri, es la historia que le daba nombre
hasta 1894, fecha en que se cambió al actual nombre.
Anteriormente la
calle de Barbieri era un callejón sin salida, hasta que en 1853 se llevó a cabo
su ampliación hasta la calle de las Infantas, entonces su nombre ya era el de
la calle del Soldado, el cual le viene dado por una macabra historia que en
dicha calle se protagonizó.
Según cuenta la
leyenda en esta calle vivía una señora que respondía al nombre de María de
Castilla. Tenía doña María una joven hija se moral cristiana y vocación monacal,
la cual se llamaba María Almudena Goutili.
La joven era muy muy
guapa pero su vocación la llevaba a tener como mayor y único deseo el ingresar
en el convento del Caballero de Gracia.
La
joven andaba con esta fijación en su cabeza cuando un joven soldado se cruzó en
su camino y se enamoró de ella.
Tal
fue la obsesión que el joven cogió con Almudena, que hasta mando pintar su
imagen con su uniforme de gala, en un pilar del convento de las Mercedarias Descalzas
de San Fernando que se encontraba frente a la casa de la joven, con la idea de
que su imagen estuviera presente en cada día y que esta finalmente se rindiera
a sus deseos.
La
cosa es que la joven no cedió en su vocación y esto enloqueció al pobre soldado
que presa de la ira tomó la peor decisión posible.
La víspera
a la que la joven fuera a ingresar en el convento, el militar la asaltó y la
mató sin piedad alguna. Después para más barbarie y en un intento de castigar a
quienes para él habían sido las culpables de arrancar a su amada de su lado, la
descabezó tomando ésta en un saco, la cual dejo a la puerta del convento del
Caballero de Gracia, indicando que era un regalo de la novicia que ingresaría
al día siguiente.
Según
la leyenda, las monjas al abrir la caja, descubrieron el rostro de Almudena que
entre lágrimas exhalo un ¡Madre! como últimas palabras.
El
soldado fue rápidamente prendido tras el atroz crimen y llevado a presencia del
Marques de Villalba, que era su superior en aquel momento. Este le retiró todos
los privilegios por ser militar y tras pasar unos días en el calabozo fue
juzgado como civil y ahorcado en la Plaza Mayor.
Posteriormente
a su muerte le fue cortada una mano y puesta en una pica a la puerta de la casa
de la joven. Esto último personalmente, independientemente de que todo pueda
tratarse de una leyenda, no deja de parecerme un detalle de muy poco gusto para
la pobre María de Castilla, que tendría que vivir cada día con la mano del
asesino de su hija presidiendo su puerta.
Fuera
como fuese, esta es la leyenda que sobre el soldado que daba nombre a la calle
se cuenta, espero que si no la conocías te haya parecido curiosa y si no era
así, al menos te haya traído su recuerdo.
Siéntete libre para comentar, compartir e indicar tu
parecer.
Café Casa Salvador, lleva abiertas sus puertas desde 1941 en la calle Barbieri.
(Fuente del propio café)
Imagen de la calle Barbieri.
El compositor Francisco Asenjo Barbieri.
Buena historia y bien contada. Grcias
ResponderEliminarno la conocía,gracias
EliminarGracias a ti, por tu amable comentario Fidel.
ResponderEliminarCon esta historia-leyenda El Caso de habria forrado. Muy interesante Sergio, gracias
ResponderEliminarMenuda historia, gracias por relatarnosla
ResponderEliminarMuy buena historia pero un pequeño detalle. Si, como indicas, Barbieri nació en 1923, el nombre de la calle no pudo cambiarse en 1894 a calle Barbieri, porque aún no había nacido. Otra cosa es que muriera en 1923, que es probablemente por lo que te han bailado las fechas. Un saludo.
ResponderEliminarO quizá, corrigiendo mi anterior comentario, es 1823 y no 1923.
ResponderEliminarSergio, me gusta mucho todo lo que escribes, sabes mucha historia y la cuentas tan bien que da gusto leerte. Incluso cuando se conocen las historias o leyendas es un placer recordarlas contigo. Muchas gracias.
ResponderEliminarBuena historia, bien contada pero entiendo que debió ser error de transcripción: de hecho, con h, amigo mío.
ResponderEliminarMuy buena historia, la desconocía a pesar de haber nacido en esa calle.
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