-¡¡¡¡TRAPO CACHARRO!!!!!-

Hoy vamos a recuperar algo que en otro tiempo fue propio de nuestra normalidad, pero que con la inmediatez de nuestros días ha caído totalmente en el olvido.
Hoy en día sería algo totalmente impensable, pero en otros Madriles que en nuestras calles se han vivido, existió un oficio que para nuestros hijos o nietos sería como de cuento, como sacado de una novela histórica. Este oficio no es otro que el de trapero o cacharrero.
El cacharrero era un individuo, generalmente de género masculino o chicas de edad joven, que solía recorrer las calles de Madrid al grito de:
"EL CACHARRERO, EL CACHARRERO. CACHARRO POR TRAPO Y POR TRAPO CACHARRO"
Debido a este grito en algunas zonas de Madrid, además de por los nombres ya citados, se les conocía por "el trapo cacharro". Bueno, como os decía, el trapero recorría las calles de Madrid con su carromato o borrico cargados de utensilios de cocina de toda índole: ollas, cuencos, escupideras, jarras y jarrones de metal, cazos y cazuelas etc... con su peculiar reclamo voz en grito hasta que alguna señora desde el balcón le daba el alto para que esperara a que bajase.
La señora bajaba a la calle cargada con la ropa vieja, normalmente ya desgastada de tanto remiendo y de haber pasado de padres a hijos, e hijos, e hijos... y se la ofrecía al cacharrero para cambiarla por algún utensilio. Siempre ocurría que la primera oferta era totalmente descartada por ambos negociantes, por lo que se establecía un regateo muy castizo y curioso, que terminaba siempre con la señora aceptando de mala gana lo que "el trapo cacharro" ofrecía, y este argumentando que otro día ganaría ella (cosa que como podéis imaginar, nunca llegaba a ocurrir) pero que él utilizaba de reclamo para la siguiente vez, sabedor de que la señora había quedado prendada de algún utensilio con el que picarla para la siguiente negociación.
También existían traperos y cacharreros que no aceptaban trueque y que vendían sus productos por las calles junto con otros vendedores ambulantes como los cesteros, mieleros, botijeros, etc...
El oficio fue tan popular que incluso Goya refleja en una de sus obras, llamada "El Cacharrero", a uno de ellos intentando vender su género a dos damas y una anciana mientras pasa un carruaje, e incluso llegó a escribirse por Antonio Altadill allá por 1861, una novela titulada "El Trapero de Madrid", que recogía los dramas, andanzas y desventuras de este oficio tan duro.
Como os decía al principio, este oficio sería algo totalmente descabellado en nuestros días, por lo que por muy mal que nos marche hoy en día, recordemos que en otros tiempos se usaba el trueque como medio necesario de subsistencia, por lo que dejemos de quejarnos tanto, que somos unos privilegiados.

Caravana de Traperos en la carretera de Alcalá de Henares. Santos Yubero 14-12-1951.
Botijero. 1945. Manuel Urech (Fuente Historias Matritenses).
El trapero de Madrid de Antonio Altadill (Fuente Todocolección)
El Cacharrero Francisco de Goya (Fuente Museo del Prado)

3 comentarios:

  1. Muy bonita historia. Un oficio casi olvidado y cargado de romanticismo. Tienes razón en que hoy tenemos suerte a pesar de todo..

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  2. Mi abuela materna era cacharrera y tenía la zona de Serrano, Velázquez,El Viso y la colonia Albeniz. Cuando salían a trabajar lo llamaban la búsqueda pues entre los artículos q los señorones les bajaban podían ir cosas importantes como cucharas, tenedores de plata. Durante las navidades los cacharreros les regalaban a los señorones jamones. Ella tenía esa zona x q vivía en lo q es hoy la calle Víctor Andrés Belaude

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    1. Muchísimas gracias por tu vivencia, con recueros así, se mantiene vivo el sacrificio de nuestros mayores.

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