BALDOMERA LARRA.

Conocido es el fin que tuvieron los días del célebre autor Mariano José de Larra debido a sus males de amores, pero lo que igual muchos no sabéis, es que si hubiera vivido se hubiera muerto de vergüenza ante los inventitos de su hija Baldomera.
La moza de agraciado nombre tenía cinco años cuando faltó su padre, y ya fuera por la falta de una figura paterna, por que la chiquilla tenía querencia por lo ajeno o por que su marido, miembro de la Casa Real siguió los pasos de Alfonso XII cuando este abondonó el país dejándola con dos criaturas, el caso es que “La Patillas” (así se la conocía por su peinado) inventó como medio de subsistencia lo que más tarde se ha venido a conocer como la estafa piramidal.
El invento que os sonará pues era la base de la estafa del Fórum filatélico, que tan sonados y catastróficos resultados ha tenido para muchos no hace demasiado, consistía en ofrecer rentabilidades muy superiores a las que se ofrezcan en cada época, utilizando el dinero de los nuevos incautos para ir pagando a los que se vengan dando de baja, mientras se consigan más incautos de los que salen, todo parece ir de rositas, pero en el momento que la pirámide se invierte, se descubre todo el pastel, y siempre se quedan un gran número de personas sin cobrar ni la rentabilidad prometida, ni el dinero invertido.
Pues bien eso es precisamente lo que puso en marcha Baldomera, creo la que fue famosa en Madrid como la Caja de Imposiciones, en la que ofrecía rentabilidades que se movían entre un 30% y un 100% de rentabilidad mensual.
Se valora que más de 5000 madrileños cayeron en el engaño y que la moza llegó a poseer una fortuna de más de 20 millones de reales.
En diciembre de 1876, se destapó la estafa de la que muchos llamaban la madre de los pobres (la mayoría de sus clientes eran de bajo nivel económico), con lo que Baldomera cogió todo lo que pudo y salió escopetada para Francia dejando arruinadas a muchísimas familias. Dos años después fue apresada y condenada a seis años de cárcel.
Parece que tras su salida emigró a las américas poniendo tierra de por medio con los muchos madrileños estafados, que imagino que se sentirían mal compensados por una condena tan corta para alguien cuyos actos había arruinado a los más desprotegidos de sus vecinos.
Aunque algo más viejo que la tos, no olvidéis nunca, nadie da duros a peseta.



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