LA LATINA

¿Quedamos a tomar algo en La Latina?
Cuántas veces hemos escuchado esa pregunta, y sin embargo, ¿Cuantos sabéis quien es La Latina?
Pues bien, La Latina, de nombre Beatriz Galindo y de Salamanca para más señas, fue una mujer de hidalga familia, famosa por su gran inteligencia, su facilidad para el estudio del latín (de ahí su sobrenombre) y de las letras en general, llegó a ser discípula de Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana.
Tal era su destreza, que con tan sólo 16 años ya era considerada una erudita en textos clásicos lo que la llevó en 1486 a ser la camarera personal y maestra de la propia Isabel la Católica (según unos historiadores), e institutriz de sus hijas y consejera personal de la reina (según otros). Sea como fuere, lo que es seguro es que en lo relacionado a cultura su opinión era tenida muy en cuenta por la monarca.
Sobre 1491 casó con el militar madrileño Francisco Ramirez con quien tuvo dos hijos.
Cuando enviudó de él, pasó a vivir al Palacio de Viana (aún en pie en la calle Duque de Rivas). Si bien continuó al servicio de la reina hasta que ésta murió en 1504, a la que según se cuenta, acompañó durante casi un mes de travesía desde Medina del Campo hasta su sepulcro en Granada.
Fue tremendamente crítica con las segundas nupcias de Fernando el Católico, lo cual la distanció de la corona, hasta que Carlos I de España le pidió repetir la labor que había dado a su abuela años atrás.  
Beatriz además de su labor para las letras, también mandó construir una escuela para niños pobres y un hospital de caridad, muy cerca del teatro que hoy en día lleva su nombre y que da nombre a la zona donde se mantiene su nombre más vivo que nunca. 
Fue su inteligencia y su generosidad para los necesitados, la que le hizo ganarse un rincón en el corazoncito de los madrileños cuando murió el 23 de Noviembre de 1534. Años después se exhumo su cuerpo y se descubrió que este continuaba incorrupto, del mismo modo que su nombre continúa más vivo que nunca entre los madrileños.  Bueno… aunque mucho no sepan, quién es La Latina en la que quedan para sus correrías.

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 Hospital de la Latina.

Portada del Hospital de La Latina hacía 1910

Escalera de la Latina (Foto: J. Laurent, 1890)

Portada del Hospital de la Latina, demolido en 1904, posteriormente se reprodujo sobre un murete de ladrillo en la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid.

MADAME CURIE EN MADRID

Aunque no es evento demasiado conocido, la ciudad de Madrid contó hasta en tres ocasiones con la visita de la única mujer galardonada con el Nobel de Física y Química. La polaca Marie Curie que junto a los estudios de su marido, fueron los grandes impulsores y descubridores de la radioactividad tal y como la conocemos hoy en día.
La primera visita de Marie Curie a nuestra ciudad fue en abril de 1919, cuando participó en Madrid en el I Congreso Nacional de Medicina. El evento se celebró en el Teatro Real y lo presidió el mismísimo rey Alfonso XIII. La científica durante su ponencia agradeció el apoyo que los españoles habían prestado a los prisioneros franceses durante la Primera Guerra Mundial. Días más tarde impartió una conferencia en el anfiteatro de la antigua Facultad de Medicina, que hoy es sede del Colegio Oficial de Médicos de Madrid.
Unos años más tarde en 1931  regresó invitada por la República, que gracias a la intervención de  Enrique Moles,  uno de los mejores químicos españoles de la época. La científica de origen polaco ofreció charlas en la Facultad de Ciencias sobre el origen de sus descubrimientos radioactivos y otra conferencia en la Residencia de Estudiantes en colaboración del físico Blas Cabrera quien le mostró los recientemente inaugurados laboratorios de sus instalaciones.
Por último, en mayo de 1933  nos volvió a visitar para presidir una reunión internacional en la Residencia de Estudiantes del Amo, reunión a la que acudieron celebridades de universidades como Harvard y Cambridge y ante los que se celebraron ponencias de la propia física y de eminencias españolas como Gregorio Marañón y Miguel de Unamuno.

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Celedonio Calatayud entrega a Madame Curie el titulo de presidenta honorifica de la Sociedad Española de Electrología y Radiología Médicas (1919)

Madame Curie con Blas Herrera en su visita de 1931

NOS VAMOS A LAS CARRERAS.

El cuatro de mayo de 1941 se inauguraba en Madrid el hipódromo de la zarzuela, pero lo que muchos madrileños desconocen, es que anteriormente existió otro hipódromo en Madrid y éste estaba, ni más, ni menos, que en el paseo de la Castellana.
Este hipódromo de la Castellana estuvo activo desde el 31 de enero de 1878 hasta 1933, fecha en que cerró sus puertas y comenzó su demolición para la ampliación del ensanche de la Castellana, el cual, a pesar de que tenía unas gradas desmontables, entorpecía enormemente el desarrollo de la arteria madrileña al toparse directamente contra el hipódromo. Su ubicación exacta es donde actualmente se encuentran los Nuevos Ministerios, los cuales se edificaron en la superficie que dejó el antiguo hipódromo.
Aquél era el lugar más deseado para lucir palmito entre la aristocracia y la burguesía Madrileña, por lo que no era raro ver entre sus visitantes a lo más laureado de la corte y de la realeza, quienes en su mayoría, acudían más por la pomposidad de los eventos, que por un interés real en las carreras de caballos a la que la mayoría ni siquiera seguían.


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Hipódromo de la Castellana con lo más granado del Madrid de la época

Hipódromo de las Castellana, al fondo puede verse el Palacio Nacional de las Artes (1905)

Vista aérea del Hipódromo (1930).

 Palco de autoridades del Hipódromo.

La Infanta María Teresa de Borbón de visita al hipódromo (1910)

Vista aérea de Madrid, en la mitad, más o menos, se ve como el Paseo de la Castellana detiene su ascenso ante la presencia del hipódromo.

Cualquier idea es buena para ver al caballo ganador, aunque las señoras parecen tener un interés distinto al de los caballeros. 

 Fotografías del archivo de ABC.


UN ESPEJO QUE NO REFLEJA.

Al lado de la Plaza de Isabel II, Opera para la mayoría, se levanta una de las calles más tranquilas del centro de Madrid, en ella existen tres detalles que nos llevan a otra época de nuestra ciudad y que nos hacen conservar parte de nuestro legado con un sosiego impropio de un lugar tan concurrido.
El primero de ellos, no es otra que una placa que nos retrotrae al Madrid de 1777 cuando en el número uno de la misma, vivía a los treinta años, un ya adulto Goya. Pasear por estas calles y pensar en Don Francisco recorriendo su serpenteante sendero camino del palacio Real se hace mucho más actual, bajo el clima de tranquilidad y encanto que aún conserva esta calle.
El segundo de ellos, es una fuente de piedra que a mitad de camino se mantiene resistente al paso del tiempo, se encuentra casi por sorpresa en tu paseo. La fuente aparece allí en un recodo como si fuera un mero elemento ornamental, pero que aportan al viandante y al vecino un momento de calma y refresco en su continuo caminar in rumbo.
El tercero, es un trozo de unos dos metros y medio, de la antigua muralla de Madrid, que continúa levantada en este punto a la altura del número catorce de la calle.
Pero si hay una anécdota que esta calle mantiene actual en nuestros días, no es otro que el de su nombre.
Lo curioso de su nombre y de la placa de azulejos que en ella se muestra, no es otro que el dato de que en verdad es un error de traducción.
La calle debe su nombre a una torre de vigilancia que existía en este punto, en la época en que los árabes ocupaban Magerit. Estas torres de vigilancia tenían el nombre de speculas. Más tarde cuando ya sus días en la capital pasaron a mejor vida, se tradujo el nombre por speculo, que en latín significa mirador o espejo, de ahí que se haya mantenido incorrectamente el nombre de espejo para la calle, cuando no es para nada el reflejo de su verdadero significado. Quién sabe si nos estaríamos hablando de la calle de la Atalaya o de la calle del Torreón si este error de traducción, no se hubiera mantenido en todos nuestros callejeros. 
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Fotos propias


UN PROSTÍBULO EN EL CENTRO DE MADRID.

Es bien sabido por la mayoría de los madrileños que la Calle y Plaza del Carmen debe su nombre al Convento del Carmen Calzado que se erigió en este lugar en 1573. Posteriormente ocupó este espacio el Frontón Madrid, para más tarde pasar a ser el Cine Madrid, el cuál al derruirse recientemente nos ha dado a la luz con los restos del antiguo convento. Pero hoy, la anécdota del día, va a retornarnos aún más en la historia. Y es que anteriormente a que se erigiera en este solar el citado convento, existía en él una casa mucho más frecuentada pero cuyo espíritu estaba más encaminado al desahogo del cuerpo que el del alma.
Efectivamente, en este solar se encontraba uno de los prostíbulos más conocidos de Madrid. Ya fuera por la calidad de sus trabajadoras o por encontrarse en un lugar céntrico y de fácil acceso, el caso es que según dice la leyenda, este prostíbulo tenía un reclamo en uno de sus balcones que se trataba de una muñeca que al paso de los viandantes se movía y les saludaba, en verdad no es que se tratara del primer autómata de nuestros tiempos, sino que un enano se encargaba escondido tras del maniquí de hacer que este se moviera en cuanto pasaba por delante algún posible cliente.
Un día, mientras paseaba por la calle pidiendo limosna un religioso, discípulo del célebre Bernardino Obregón, el enano lo confundió con un posible cliente haciendo que la muñeca comenzara a realizar sus movimientos de atracción. El hombre miró la cara de la muñeca y le sonó familiar su rostro, recordando que esta era nada más y nada menos, que una figura de la Virgen que se había robado en una ermita de Toledo.
El religioso, sin vacilación se metió en aquél antro de perversión y lujuria, más con la idea de salvar la estatua de aquellas pecaminosas manos, que la de las almas de la clientela. Los encargados del local, que no estaban por la labor de renunciar a tan maravilloso reclamo, invitaron al religioco a ir con el sermón a otra parte y éste tras levantar sus posaderas del santo suelo, se encaminó a denunciar lo ocurrido a la Santa Inquisición. 
Ésta, que en lo referente a prostíbulos, guardaba cierto resquemor y recelo, se personó en el prostíbulo espantando a la clientela, cerrando el local y condenando a la hoguera tanto a los dueños, como a las trabajadoras y al pobre enano que daba vida al muñeco.
La estatua fue convenientemente rescatada y desde entonces es conocida por todos como Nuestra señora de Madrid y a día de hoy descansa en su santo descanso, convirtiéndose en una de tantas vírgenes de controvertido pasado.

No me negaréis que no es una anécdota divertida como pocas.

Litografía de mujer de vida alegre

Nuestra Señora de Madrid

Texto alusivo a la anécdota del día

Restos el Monasterio encontrados recientemente bajo el cine Madrid.
(Fuente EL PAIS)





TORNADO DE 1886

EL 12 de Mayo de 1886 una fuerte tormenta se convertía en tornado en el entonces municipio de Carabanchel Alto. 
EL tornado dejo a su paso 47 fallecidos y numerosos gastos materiales afectando sobretodo la zona sur de la ciudad. 
Para aquellos que queráis profundizar más en el tema, os dejo este documento del Meteorólogo Miguel Gayá que tenía archivado con toda la información y fotografías del momento. Estoy seguro que os interesará su lectura.

DOCUMENTO MIGUEL GAYÁ (pinchar sobre el nombre para abrirlo)

Fachada del Casón del Buen Retiro tras el tornado.

Dibujo de los efectos del tornado


¿Sabías que el primer teléfono de Madrid...

¿Sabías que el primer teléfono de Madrid, era propiedad particular del Rey Alfonso XII y se instaló en el año 1883?  La red unía el Palacio Real con el Palacio del Pardo  y algunas sedes ministeriales. 

El 1 de octubre de ese mismo año se realizó el primer ensayo de comunicación, peor no fue hasta dos años después, cuando la ciudad estuvo preparada para funcionar a nivel particular, y aunque el alta costaba 300 pesetas de las de entonces, el Cuerpo de Telégrafos había cubierto en aquel año las solicitudes de 49 nuevas inscripciones. No obstante en Marzo del año siguiente ya se llegaría a tener 1000  metros de cable recorriendo los tejados madrileños los cuales daban servicio a 486 usuarios.
El teléfono móvil no llegó a nuestro país hasta 1976 cuando la Compañía Telefónica Nacional de España inició simultáneamente en Madrid y en Barcelona un servicio limitado para ambas localizaciones en los que por mediación del servicio TAV, los usuarios que así lo contrataban podían tener acceso al teléfono en sus vehículos.   



Sistema TAV que la actual telefónica instalaba en su vehículo. Todo un lujo.



Reproducción del primer teléfono creado por Alexander Graham Bell.