Ayer tuve el placer de que me entrevistaran en el programa "Aquí en la Onda" que dirige Alberto Granados en Onda Cero.
Esta semana estoy que no paro, el lunes en Telemadrid apoyando una buena causa, y ayer jueves en la radio, en donde me hicieron una pequeña entrevista sobre este blog, que vosotros hacéis que cada día crezca un poco más.
Aunque uno no está acostumbrado a aparecer en los medios y entre nosotros (ahora que nadie nos escucha) me da algo de corte, no podía dejar de compartirlo con vosotros. Sobre todo, pues si no fuera por vuestra paciencia, lecturas diarias, comentarios y me gusta tanto en mi página como en los distintos grupos en los que participo, esto no tendría ningún sentido ni repercusión.
Gracias a Alberto Granados y a todo su equipo por la amabilidad de fijarse en mi, su ayuda a la difusión de esta rara especie que somos los blogueros, y a todos vosotros, que hacéis que esta pequeña afición llegue cada día a más personas. Algo estaré haciendo bien cuando me demostráis todos vuestro cariño a diario.
Sin más aquí os dejo los enlaces de la entrevista. Espero que os guste.
ENTREVISTA
PROGRAMA INTEGRO (Mejor calidad de sonido), entrevista a partir del minuto 7:42.
WEB DEL PROGRAMA
WEB PERSONAL DE ALBERTO GRANADOS
Cervecería la Montaña (Calle Alcalá esquina Puerta del Sol)
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Ventanas en el tiempo.
MURAL COCKTAIL GRAND LUXE
De
vez en cuando, uno, que es dado a meterse en fregados en los que nadie le llama
meterse, tiene el lujo de que un “marroncete” se convierta en un auténtico lujo
o en una oportunidad inesperada.
Esto
es lo que hoy me ha ocurrido, al colaborar con una buena causa como es la
campaña de Change.org, que varios amantes de Madrid habían iniciado ya unos meses atrás, para salvar el mural del principio de la Calle
Embajadores. Este mural, necesita ser restaurado, pero desde hace más de doce
años, el consistorio parece haber olvidado su promesa de encargarse de su restauración.
Hoy,
el programa "Las
claves del día", de Telemadrid se ha ofrecido a hacer un reportaje
sobre el tema y dado que vivo cerca, me he pasado a colaborar en lo que
pudiera. Esto, que de entrada para los que como yo, no somos duchos en labores
televisivas, es un verdadero trago, me ha permitido, por otra parte, conocer en
persona a Enrique Cavestany, el creador del mural y una autentica enciclopedia
viva de nuestro Madrid y charlar con él prácticamente en exclusiva, durante
unos preciosos quince o veinte minutos previos a la entrevista.
Hemos
estado hablando de los inicios de aquel precioso mural, que yo no sabía que su
verdadero nombre era Cocktail Grand Luxe, como la lata de metal que sale en el
mismo mural y que se lo puso en honor a un anuncio de la época.
Yo
recordaba cuando lo pintaron en mi niñez, recordaba que cuando tenía ocho años, junto a mi
madre y mi abuelo, estuvimos bajo los andamios viendo como trabajaban y lo
componían. Él por su parte me ha contado, que el original tenía unos dos metros
aproximadamente y lo pintó en su estudio, intentando transmitir el Rastro que
ahora recordamos los que hemos tenido el lujo de conocerlo como estaba antaño,
como se ve tal cual en el mural. Me ha contado como después hicieron
diapositivas, para poder pasar el original de aquel cuadro mediante
estarcidos a unos cartones de unos dos metros de grande, que por cuadrículas,
fueron pasando sus líneas principales a la pared haciendo agujeritos en el
cartón y marcando las líneas principales de esos trazos maestros introduciendo añil por
esos agujeros a la pared, para posteriormente con estas guías de proporciones,
poder pintarlo entero.
Al
parecer, para hacer el mural, el Ayuntamiento contrató a dos pintores para que
lo pintaran, pero Enrique, al enterarse de su experiencia y más aún de los
escasos emolumentos que el Ayuntamiento pretendía pagar a los chicos por
realizar aquella obra, se ofreció a ser él mismo quién lo pintara con la ayuda
de aquellos pintores. El Ayuntamiento le proporcionó una pintura traída de
Alemania, la cual debido a su calidad aseguraba la obra prácticamente de por
vida, pero aun así, se comprometió a que si pasados veinte años esta se
deterioraba, correría con los gastos de restauración, cosa que debió hacer hace ya doce años pues la obra de realizó en Junio de 1983 y hasta la fecha no ha
recibido ni el más mínimo cuidado.
He
podido admirado, escuchar a Enrique como con el corazón en la garganta y el
recuerdo en la mirada, me comentaba lo dolorosos que era para él observar el
estado en el que actualmente se encontraba el mural, como le dolía reconocer
aún entre los desgastados rostros a algunos amigos, que ya no se encuentran
entre nosotros, incluido uno de sus tres hijos, que en el mural aparecen
representados sobre una mesa. Como el mural aparte de poseer a un Joaquín
Sabina que con abrigo azul, parece caminar por el Rastro con aire señorial,
también lleva del brazo a la propia esposa del artista, que ya la pobre, tiene
el rostro completamente borrado por el paso del tiempo. Como él mismo, aparece,
escondido bajo el toldo de uno de los puestos con melena y una barba más
frondosa que la que aún luce, al lado de algunos otros amigos e incluso la
cabeza de su propio padre, que surge tras de unos abrigos en un puesto del
rastro. Como Lucia, la primera esposa de Sabina posó desnuda para el cuadro y
como amigos y familiares se van desgranando por distintas partes del cuadro.
También
he tenido el lujo, de escuchar contarme sus tiempos de la Mandragora (de la que
fue propietario) y cuya característica entrada verde, aparece también en la
parte superior del mural ya prácticamente irreconocible. Como en aquel año del
77 se atrevió a montar aquel negocio que pretendía parecerse a los locales
franceses de Jazz de la época del inicio del movimiento hippie.Como en aquellos
años, de iniciar una nueva era con el caudillo ya fallecido, se respiraban
muchos miedos de cambio por las calles y corrían porrazos grises a la mínima
señal de intención de salirse de madre. He podido disfrutar de escuchar como de
primera mano me contaba como Joaquín y su recién difunto íntimo amigo Javier
(Krahe) le quitaron la caspa al mal llamado concepto del “cantautor” y como con
la arrogancia y rebeldía que daba la juventud de aquellos años, sin quererlo,
en la Mandragora, fueron y cito más o menos textualmente “la otra cara de la
movida madrileña, se convirtieron en los que se movieron y por eso no salieron en
la movida foto de la movida”. Me contaba Enrique con tremendo cariño en
sus palabras, como cuando Alaska y todos aquellos “veinteañeros” comenzaron
a reinventar el término Pop a lo español y a liar la que liaron,
ellos ya estaban en la treintena, en otra línea muy distinta y con ganas de
cambiar el mundo desde otro enfoque completamente distinto, pero igual de reivindicativo y
repleto de intenciones.
Por
último, Enrique me ha explicado que el propio Joaquín Sabina, intentó comprar
el original del cuadro del que salió el mural, tras encontrarlo en un punto del
propio Rastro, que voy a preferir no mencionar, pero que su “dueño” (y lo
entrecomillo ya que su verdadero dueño sólo puede ser Enrique como autor o el
Ayuntamiento que fue quién pago el trabajo, nadie sabe cómo llegó a manos de un
tercero) se pasó tres pueblos al tasarlo y pidió un precio totalmente
prohibitivo para la obra y para el momento en el que se trataba.
Bueno, espero que con estas palabras os
haya podido transmitir un poco del mágico encuentro, que hoy he disfrutado al
lado de este artista Enrique Cavestany para mí ha sido todo un regalazo que no
me esperaba que me deparara este día y no podía menos que compartirlo con todos
vosotros.
Por favor. cuando os encontréis delante de
estas leyendas vivas de nuestro Madrid, no dejéis nunca de preguntarles,
siempre, siempre, sale uno premiado con creces. Gracias artista. Nos
vemos donde sea.
Os dejo el link de la recogida de firmas en Change.org por si queréis colaborar firmándola así como darle toda la publicidad que podáis, para ver si el Ayuntamiento nos hace algo de caso y salva esta maravilla de nuestro Madrid.
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Madrid a día de hoy
PUERTA DEL SOL
Esta es la segunda vez que la ventana en el tiempo se centra en nuestra Puerta del Sol. La vez anterior, hacía referencia a prácticamente el mismo punto, pero con los efectos de una guerra que jamas debió llegar y que por desgracia aún continúa viva en el corazón de algunos, pero esta vez la plaza es totalmente igual y totalmente diferente al mismo tiempo. La ventana de hoy, que nos desplaza entre 1908 y 2015, nos da el contrapunto de los trajes de época, con las grúas que actualmente se levantan amenazantes por encima de los edificios. Negocios de compro oro y de cambio de divisa que poco sentido tenían en aquel principio del siglo pasado, con las palomas que seguro que entonces ya sobrevolaban Madrid en busca de comida y sustento.
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Ventanas en el tiempo.
LEGANITOS
De un tiempo a esta parte, y más desde la compra del Edificio España por el grupo Wanda, la calle Leganitos está sufriendo una transformación similar a la que hace ya algunos años sufrió la plaza de Cascorro y sus inmediaciones. Se está llenando de negocios orientales o de negocios nacionales que transformándose para el filón que parece avecinarse comienzan a traducir sus tiendas y los productos que en ellos comercializan al idioma del gigante asiático. Entiendo perfectamente las necesidades comerciales de los pequeños comercios de la zona, por lo que por mi parte no voy a verter el más mínimo reproche, pero lo que es cierto es que esto le está privando al bario de cierto encanto adquirido tiempo atrás, cuando la calle cambió hasta su altura, para acomodarse a las obras de modernización de la zona. Por ello este foto-montaje me hace una especial ilusión, pues de laguna manera, con él os traigo un poco de ese encanto perdido y que al menos con esta ventana en el tiempo podremos disfrutar de algún modo.
Si alguno conoce el autor de la fotografía antigua, agradecería su comentario para poder editar la entrada incluyendo su autoría.
Si alguno conoce el autor de la fotografía antigua, agradecería su comentario para poder editar la entrada incluyendo su autoría.
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Ventanas en el tiempo.
ALMACÉN DE PONTEJOS. (Documentos recuperados).
De vez en cuando, uno tiene el
lujo de encontrarse con documentos archivados en un cajón o que guardaba en una
carpeta que sus abuelos guardaban como oro en paño, por encontrarse en ellos el
principio de una historia o todo un legado y tradición, que ha estado escondida
durante más de media vida.
Este es
el caso de estos dos documentos que hoy os traigo, gracias a los amigos del
grupo Madrid en Blanco y Negro que me han permitido compartirlo con vosotros.
Los
documentos son propiedad de María Rueda que durante años los había mantenido
ocultos en la carpeta e la que sus familiares con tanto amor la recopilaron y
que desde hace unos días han visto la luz por primera vez.
Estos
documentos, no son más que unos contratos y documentos que su familia firmó
allá por 1913. Entonces su familia se decidió a montar un pequeño y humilde
negocio en la calle Correo nº 4 local, pero con el paso del tiempo, hoy, ese
humilde negocio continúa abierto y es complicado que exista un madrileño que no
haya acompañado a su madre o abuela a comprar allí. Efectivamente, como los más
avispados habrán adivinado ya, se tratan de distintos documentos del inicio de
la actividad de nuestro mítico y emblemático Almacén de Pontejos, o "del
Pontejos" como todos lo conocemos, que desde entonces y hasta ahora,
continua teniendo y conservando todo botón que necesitemos, todo accesorio para
un arreglo textil que exista, e incluso mantienen vivos mediante sus cursos,
toda la sabiduría y trucos de un oficio muy madrileño pero que cada vez está
más en desuso, el de las modistillas.
Los documentos se dividen en dos partes, el primero es el contrato de luz que don Antonio Ubillos (fundador del negocio) firmó allá por 1913, algún vatio se ha consumido, con la eléctrica, Cooperativa Electra Madrid. Lo mejor del contrato, que se entienden los términos del mismo a la perfección. Es el momento ideal para los que como yo, jamás os habíais leído el vuestro.
El segundo, en verdad son cuatro, en los que el propio fundador, registra su marca comercial y comienza con ellos el principio de toda la labor de una vida, de todo un legado continuado por su descendencia, de toda una marca reconocida y reconocible para cualquier madrileño.
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Espero sepáis entender el que los cuelgue el documento adjuntándolos en un enlace y no los haya subido como fotografía, pero no quería que se perdiera ningún detalle al cambiarlos o modificar su tamaño, creo que merecen la pena verlos y leerlos con la mayor nitidez posible.
Por último, os dejo los datos de contacto del negocio, no olvidéis que el negocio familiar depende únicamente de nuestras compras y de que nosotros lo mantengamos vivo.
El Almacen de Pontejos:
C/ del correo 4. Plaza de Pontejos 2 Madrid 28012 España
clientes@almacendepontejos.com
Teléf. 915215594
clientes@almacendepontejos.com
Teléf. 915215594
Por favor, no dejéis de bucear por su web o de seguirles por las redes sociales, os sorprenderá todo lo que tienen aún que enseñarnos.
Gracias María.
Imagen tomada de la propia web del sitio.
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Curiosidad,
Madrid a día de hoy
CALLE BORDADORES
Siempre me ha encantado la calle de Bordadores, desde niño siempre me ha parecido que bajando por ella era como si se entrara en un mundo nuevo, como si pasáramos del día a día a un mundo antiguo pero lleno de encanto. Es posible que parte de aquel encanto proviniera de que por ella bajábamos mi familia y yo para ir a ver Cortylandia cada navidad, pero para mi era mágico adivinar aquella torre de lo que para mi era entonces un castillo, hoy ya sé que es parte de la iglesia de San Gines de Arlés, que me avisaba que ya estaba cerca de mi destino y que a pocos pasos más se abría un mundo mágico ante mis ojos.
En la "ventana en el tiempo" de hoy, parece como que unas señoras bajaran deseosas de retornar a tiempos mejores, como los coches de época se niegan a dejar el aparcamiento a los nuevos usurpadores de su calle y de su sentido de la marcha. Espero que os guste esta bajada por Bordadores.
Si alguien conoce el autor de la fotografía antigua, agradecería su comentario para poder incluir su autoría.
En la "ventana en el tiempo" de hoy, parece como que unas señoras bajaran deseosas de retornar a tiempos mejores, como los coches de época se niegan a dejar el aparcamiento a los nuevos usurpadores de su calle y de su sentido de la marcha. Espero que os guste esta bajada por Bordadores.
Si alguien conoce el autor de la fotografía antigua, agradecería su comentario para poder incluir su autoría.
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Ventanas en el tiempo.
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