En Madrid, casi como en toda España,
cuando hablas de atentados, a casi todo el mundo le viene a la memoria toda la
barbarie que la banda terrorista ETA he esparcido por nuestras calles, sin
embargo ninguno de los dos máximos atentados de nuestra historia está vinculado
a la banda.
El primero de ellos, sí que lo tenemos
fresco en nuestra memoria, y no es otros que los atentados del 11M cuando la
banda yihadista Al Qaeda nos arrebató de cuajo una parte de nuestros corazones
al desperdiciar la vida de 191 personas y más de 1800 heridos.
Pero el segundo atentado más sangriento de
nuestra historia es más habitual que caiga en nuestro olvido, y no es otro que
el que se pertrecho el 31 de Mayo de 1906 en el número 88 de la Calle Mayor de
Madrid, durante la celebración del matrimonio de Alfonso XIII con Victoria
Eugenia de Battenberg.
Lo ocurrido fue que tras casarse en la
Basílica de los Jerónimos, Don Alfonso y su esposa iniciaron un desfile de
celebración por las calles de Madrid, que se llenaron de madrileños que sin
dudarlo, habían llegado las calles para felicitar a los recién casados.
Como comentábamos a su paso por el que hoy
es el número 84 de la calle Mayor, un anarquista que respondía al nombre de
Mateo Morral y que sólo tenía veintiséis años, subió (unos dicen que al tercer piso, otro que a la azotea) de la pensión en la que se hospedaba y
desde allí lanzó una bomba de tipo Orsini, que según se comenta le había llegado
unos días antes desde Francia.
Mateo que ya había intentado otro atentado
un año antes contra el monarca, envolvió la bomba en un ramo de flores y subió
a la azotea decidido a terminar definitivamente con la vida de Alfonso.
La buena o mala fortuna, dependiendo de
para quién, quiso que al lanzar el ramo homicida, esta chocará contra los
cables del tranvía, desviando la dirección del lanzamiento y cayendo sobre los
madrileños espectadores que alegres saludaban a la comitiva.
Aquel desgraciado hecho, terminó con la
vida de 25 personas e hirió a más de
cien.
Mateo tras el atentado salió corriendo del
lugar y corrió a esconderse en la redacción del periódico El Motín, consiguiendo
escapar de Madrid.
Sin embargo el dos de Junio, fue
reconocido por varios ciudadanos en un ventorrillo de Torrejón de Ardoz. Ellos
dieron la voz de alarma a un Guardia particular de Campo que respondía al
nombre de Fructuoso Vega quien le dio el alto solicitándole la documentación y
que lo acompañara al cuartelillo.
Tras su detención existen dos hipótesis contradictorias. Una que dice que al sentirse acorralado se quitó la vida. La oficial, que nos indica que éste se entregó pacíficamente pero que en su
traslado al cuartelillo mató al guardia y posteriormente se quitó la vida.
Otra en cambio apoyada más en el estudio forense de las heridas de ambos cadáveres,
sostiene que ambos se dispararon mutuamente acabando el uno con la vida
del otro.
Como curiosidad terminaré indicando que
Mateo Morral no era un pobre hombre que no supiera lo que estaba haciendo, es
más, unido a lo ya dicho sobre que un año antes
había intentado otro atentado contra el rey, como ellos mismos declararon, éste solía codearse con celebres personalidades como Pío Baroja o Valle Inclán
en el Café Candelas de la calle Alcalá, por lo que, para nada se trataba de un
analfabeto que hubiera sido convencido para realizar el atentado, no, se
trataba de un terrorista de primera, cuya figura no debería endulzarse con el
romanticismo del paso del tiempo.
Siéntete libre para comentar, compartir
e indicar tu parecer.
Momento de la explosión de la bomba
(Fuente elperiodico.com)
Cadáver de Mateo Morral, presuntamente tras suicidarse de un tiro en el pecho.
(Fuente ABC)
Caballo muerto por la explosión de la bomba.
(Fuente jotdown.es)
Monumento a los caídos en el atentado.
(Fuente propia)
Monumento a los caídos en el atentado.
(Fuente propia)
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