PEPA LA NARANJERA.
Los que ya me venís conociendo desde hace algún
tiempo, sabéis que tengo cierta predilección por aquellos personajes poco
ilustres pero que dejaron su impronta, por uno u otro motivo, en la Villa de
Madrid, en especial por el sexo femenino, que por desgracia, tan usualmente se
ha querido borrar de importancia de nuestra historia.
Pues bien, hoy os voy a hablar de una mujer, un tanto
desconocida, pero cuyas arengas o facultades para ganarse la atención de otros,
llevó a mal puerto a un importante personaje de nuestra ciudad. Esta no es otra
que Pepa la Naranjera.
Pues bien, Pepa, que como los más
sagaces habrán supuesto, se ganaba la vida vendiendo naranjas en un puesto por
el ahora barrio de las Letras, aunque ella parece ser que residía, o al menos
frecuentaba por el barrio de Lavapiés.
Allí era bastante conocida, debido a
su exuberancia e imponente figura, la cual parece ser que era motivo de turbación
para más de uno y más de dos, de distintos rangos sociales y niveles
económicos. Dicen las malas lenguas que Pepa tampoco le hacía demasiados ascos
al aprovecharse de aquella ocasión, pero que lejos de ser una vulgar mujerzuela
que vendiera su cuerpo por lo que le dieran, aprovechaba muy bien las ocasiones
para hacerlo, eligiendo inteligentemente a quién quisiera cortejarla. Se dice
incluso que varios personajes de la nobleza suspiraban por sus desvelos y la
paseaban por Madrid como una reina, condición para la que la buena de Pepa,
distaba mucho de estar preparada.
Al parecer, aunque Condes y
Marqueses se acercaban a su puesto para intentar comer de su fruta, la buena de
Pepa bebía los vientos por un personaje muy popular en la época, y que no es
otro que el bandolero Luis Candelas. No se sabe muy bien, hasta donde llegó su relación,
pero bien es cierto que ésta existió, o que al menos la naranjera la buscaba
con interés, existen incluso algún episodio en el que se relaciona a la frutera
con la escapada del bandolero de la cárcel de la Villa, pero como gran parte de
lo que hasta hoy nos ha llegado de ambos personajes, no sabemos dónde acaba la historia
y donde su leyenda.
Pero bueno, si hay algo por lo que
la Naranjera ha llegado a nuestra historia, no es por su belleza o por sus
amoríos, Pepa tuvo un importante papel en una convulsa y decisiva etapa de nuestra
ciudad, y es que según ha llegado hasta nuestros días, en los primeros días de
diciembre de 1808 los madrileños viendo la que se les venía encima, comenzaban
a reunir armas, víveres y municiones para combatir al enemigo Francés que se
disponía a entrar en la ciudad, por ello era habitual el contrabando de armas y
que algún que otro listillo decidiera hacer el agosto con aquel pánico creado.
Uno de estos “listillos” fue el Marque de Perales, que más preocupado por sus
pertenencias que por lo que pudiera ocurrir si el ejército Francés entraba en
Madrid, decidió vender a los humildes defensores supuestos barriles de pólvora
que en verdad estaban llenos de arena. Esto, lógicamente, enfureció a gran parte
de la población y entre ellos a nuestra protagonista del día, que lejos de
quedarse quieta, comenzó a arengar a sus amigos en la plazuela de Antón Martín,
calentando cada vez más a las masas contra el Marques.
Finalmente bajo el grito de “A por
el Marques” las masas se encaminaron hacia la Calle Magdalena donde este tenía
su residencia, lo matan allí mismo y arrastran su cadáver por la calle para que
todo el mundo sepa cómo se las gasta la naranjera y lo que le ocurrirá a todo
aquel que intente engañar a los madrileños.
También se dice, se cuenta o se rumorea que en verdad el Marques había sido amante de Pepa y que no había tenido nada que ver con el capítulo de la pólvora, solo que Pepa dolida por el desplante del guapo Marqués que era propietario de una fábrica de pólvora en Embajadores, le vino como anillo al dedo la historia para hacerle pagar al galán el haberla dejado compuesta y sin novio, pero bueno allá cada uno que decida qué historia puede ser real y cuál no.
No se
sabe muy bien como terminó la vida de Pepa, o si tuvo más relevancia en la defensa de la ciudad, pero aunque
sólo sea por aquel momento, aquí le dejamos este pequeño homenaje a su memoria,
no está mal creo yo para una humilde frutera.También se dice, se cuenta o se rumorea que en verdad el Marques había sido amante de Pepa y que no había tenido nada que ver con el capítulo de la pólvora, solo que Pepa dolida por el desplante del guapo Marqués que era propietario de una fábrica de pólvora en Embajadores, le vino como anillo al dedo la historia para hacerle pagar al galán el haberla dejado compuesta y sin novio, pero bueno allá cada uno que decida qué historia puede ser real y cuál no.
Palacio Marques de Perales en la calle Magdalena nº 10
Fotografía propia.
Estupendo blog.
ResponderEliminarMuy interesante, deberia haber un link de este personaje en wikipedia.
ResponderEliminar