EL FAMOSO PERRO PACO.

Hoy vamos a hablar de un famosísimo madrileño el cuál no conserva su mérito en el arte de las letras, ni tiene una calle a la que su historia rememora. Su mérito no es otro que el de ser un perro, sin duda uno de los animales más célebres que ha sido vecino de Madrid, este no es otro que el Perro Paco.
La historia comienza en Octubre de 1879 cuando un perro vagabundo decidió entrar en uno de los restaurantes más prestigiosos de Madrid, el Café Fornos, que se encontraba en el cruce de la calle Alcalá con la calle de la Virgen de los Peligros. El caso es que el chucho se coló en el restaurante y resultó simpático al Marques de Bogaraya que estaba comiendo en una de las mesas y lo bautizó con el nombre de Paco, pues aquel día se celebraba la festividad de San Francisco de Asís.
El Marques y el perro comenzaron a hacerse inseparables y como el Marqués era un asiduo al Fornos, éste se pasaba tan frecuentemente a visitar a su generoso amigo, que llegó un momento en que prácticamente el perro era un empleado más de este Café que nunca cerraba, por lo que el perro entre la calle y un distinguido lugar caliente con comida, no tuvo ninguna duda de donde ubicar su nuevo hogar.
La relación fue creciendo y Paco comenzó a acompañar al Marqués al Teatro, a los toros y a cualquier otro lugar donde este quisiera ir. No existía en Madrid portero o conserje que tuviera los bemoles suficientes de negarle la entrada, con lo que los madrileños comenzaron a convertirse en una especie de Paquíbiebers que hubieran invadido de followers el twitter del perro de haber existido en la época. Se escribieron canciones sobre él perro Paco, los diarios escribían sobre su presencia en los eventos como si hubiera acudido alguien de la realeza e incluso un diario bajo el nombre de “El Perro Paco” presumía de contener las opiniones del can sobre política, arte, cultura etc…
Sin duda era el perro que mejor vivía de la capital, hasta que un 21 de Junio de 1882 fue a los toros a ver un funesto espectáculo, el novillero estaba haciendo tan mala faena que Paco se lanzó al ruedo para abroncarle personalmente. El novillero herido en su orgullo lo atravesó con su espada y aunque se le dieron todas las atenciones posibles, Paco no pudo aguantar las heridas y falleció.
La noticia fue un auténtico mazazo en el corazón de los madrileños que lo lloraron por las calles, se habló de él en cualquier diario o tertulia, llegó a mencionársele en el Ateneo y en las propias Cortes e incluso se pensó en crear un museo de animales célebres en su honor, el cual finalmente terminó siendo un museo taurino con la presencia de Paco disecado. 
Finalmente cuando el museo cerró se enterró a Paco en una tumba anónima dentro del Parque del Retiro, para que este no nos abandonara nunca y pudiera seguir disfrutando del cariño desinteresado de todos sus vecinos.
Del torero, nunca más se supo, por lo que pagó con se acero el fin de su carrera.

Tertulia de 1895 en el Café Fornos presidida por Vital Aza.
(Fuente ABC)




Documento con la Polka al Perro Paco
(Fuente todocolección)

 


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