EL RASTRO

Creo que no ha existido Madrileño que no haya pasado un domingo mañanero en el rastrillo más famoso del país, pero el nombre del Rastro no está relacionado directamente con el rastrillo, no, su nombre viene de un rastro muchísimo más desagradable.
El nombre de EL RASTRO viene dado pues la calle en la que se ubica dicho mercadillo es en la Rivera de Curtidores, esta se llama así pues en este lugar se aglutinaban los artesanos curtidores de aquel Madrid antiguo. Según los registros de la época en aquel Madrid existían dos mataderos municipales, el primero sito en la Plaza Clara del Rey y el segundo en la ribera de Manzanares. Pues bien el nombre del Rastro viene del reguero de sangre con el que los animales aún sin desollar pintaban la calle en su macabro viaje desde dichos mataderos hasta la citada ribera en la que los curtidores convertían su piel en toda clase de artesanales creaciones.
Posteriormente, cuando el mercadillo comenzó a celebrarse en la plazuela del Rastro, los madrileños indicaban a quienes desconocían su ubicación diciendo "Es fácil llegar, tú sigue el rastro" de ahí que el nombre haya quedado durante todo este tiempo, y aunque la plazuela desapareciera, el mercadillo esperemos que siga por muchos años más con tal original nombre.
Sin desmentir lo anteriormente explicado, dado que ha llegado a nuestros días documentado por escritores como Cervantes o Covarrubias, algunos famosos historiadores también añaden que el término rastro, también se refiere a lo que entonces eran las afueras de la ciudad, donde terminaba la jurisdicción de los alcaldes de la corte o alcaldes del rastro, como se los denominaba, dado que fuera de sus jurisdicciones se perdía el rastro de los criminales y malhechores.

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