Que no te la
den con queso Cuando le
decimos a alguna persona esta expresión queremos indicarle que tenga cuidado no
vaya a ser engañado y realmente la expresión no podía ser más afortunado ya que
su origen es literal. Durante un tiempo era común que las tabernas tuvieran vinos
de distintas calidades, los cuales se solían servir dependiendo de la confianza
con el cliente o de lo educado de su paladar, los taberneros que de tontos no
han tenido nunca ni un pelo, solían acompañar los vinos peores de un trozo de
queso de sabor fuerte, para que las papilas gustativas quedaran adormecidas por
el efecto del queso y así el vino pareciera de mejor calidad de lo que
realmente era.
Esto es la caraba Antiguamente se utilizaba esta
expresión para indicar que algo era increíble o que no se podía creer. Su
origen no está del todo claro pero existe una leyenda que por graciosa aquí os
la recuerdo. Según cuenta, existía un feriante, gitano para más señas, que
recorría los pueblos con el reclamo de ¡¡¡Pasen y vean a la caraba!!! ¡¡¡Pasen
y vean a la caraba¡¡¡ El público atraído por aquel misterioso nombre pagaban la
entrada y pasaban a ver de qué se trataba, y al entrar se encontraban con una
mula vieja y agotada tendida en el suelo descansando y al gitano que explicaba “Aquí
tienen a la que c´araba (que araba) antes y ahora ya no lo hace por lo vieja
que se encuentra.
Vete a la porra.
Con esta expresión intentamos indicar a nuestro
interlocutor nuestro deseo de que se marche bien lejos o desaparezca de nuestra
vista. Su significado y origen hoy nos parece que no tiene demasiado sentido,
sin embargo todo cambiaría si alguien nos dijeran que antiguamente cuando los
chicos jugaban a algún juego se denominaba como la porra, al que le tocaba jugar,
tirar o participar en el último turno, por lo que la expresión es muy acertada para
mandar a alguien lo más lejos que podamos.
Echar un
polvo!!!! Supongo que el
significado de esta expresión no es desconocido para nadie, pero sin embargo su
origen no es tan popular como cabría de esperar, y es que su origen proviene de
una moda que se puso muy en boga, y no es otra que la de esnifar tabaco o rapé
como normalmente se le conocía. Al parecer no estaba bien visto esnifar este
polvo en público, debido a que con normalidad tras esnifarlo se solía
estornudar, motivo por el cual la gente solía salir de la estancia para
hacerlo. Llegado el momento se comenzó a usar este momento de escapada, para
tener fortuitos encuentros con las amantes en cuartos contiguo lejos de las
miradas del resto de asistentes, y de ahí la conexión entre el “Voy a echar un
polvo” de entonces y el de ahora.
Grabado antiguo en el que se ve a un hombre esnifando polvo de tabaco.
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