Dudo
que exista un español que no se haya tomado las uvas, para despedir el año al
ritmo marcado por el reloj de la puerta del Sol, pero lo que la mayoría
desconoce es que este reloj fue donado por un relojero Español que había emigrado
a Inglaterra, Don José Rodriguez Losada. Vamos a hacerle un pequeño homenaje
recordando su historia.
Don
José Rodríguez Conejero nació el 8 de mayo de 1797 en
Iruela, utilizaba el apellido Losada ya que, en aquella época, era habitual
utilizar el nombre de la localidad a la que se pertenecía e Iruela pertenecía a
Losada.
Llegó
a Madrid como militar, tras haber recibido la condecoración de Caballero de la
Orden de Carlos III, por su participación en la Guerra de Independencia.
De
alma totalmente Liberal, sus constantes conspiraciones contra el gobierno absolutista de
Fernando VII, lo obligaron a emigrar a Inglaterra en 1835.
Allí,
según algunos historiadores, empezó de cero como mozo de una relojería, otros
cuentan que ya conocía el oficio en Madrid y que allí lo perfeccionó y otras,
las más fidedignas (puesto que el matrimonio existió), que se casó con le viuda
de su jefe, Ana Sinclair, una escocesa
unos diez años mayor, que heredó de su marido su negocio de relojería ya en pleno apogeo.
Fuera como fuese, el caso es que José abrió un local a su nombre en el 105 de
Regent Street, sitio donde además de iniciar su trabajo como relojero, creando
más de 6000 relojes en su carrera, también se iniciaron unas jornadas en su trastienda
con otros ilustres emigrantes españoles de la talla de José Zorrilla, Ramón
Cabrera o el General Prim
Realizó
distintos trabajos para la Armada Española (llegando a ser cronometrista de la
Marina), para la Reina Isabel II, el Rey, los infantes y otras muchas
celebridades españolas y latinoamericanas.
El
caso es que en una de las únicas tres visitas que realizó a España desde su
exilio, se encontró las obras de ensanche de la Puerta del Sol y le llegaron las
quejas sobre el reloj de la antigua iglesia del Buen Suceso. Éste se había
instalado sobre el edificio de Gobernación cuando la iglesia fue derribada
durante las obras. Eran constantes las mofas del pueblo sobre los constantes parones y retrasos del reloj, como aquella que comparaba de manera reiterada su
caótico funcionamiento con el del gobierno que tenía debajo.
Don José,
decidió en aquel viaje que elaboraría un reloj para la Puerta del Sol y tras
cuatro años de trabajo el 6 de noviembre de 1866 se instaló el reloj regalado al Ayuntamiento de Madrid para
regocijo de los madrileños, que por fin podían tener un reloj en su plaza que les
diera la hora con total fiabilidad.
El
final de su vida le llega en Londres siendo considerado el mejor relojero de Inglaterra,
que por aquél entonces era la Meca de la ingeniería y la mecánica. Incluso hay
quienes le atribuyen los trabajos de finalización del Big Ben, los cuales
inició su mayor rival y que según se mantenía, sólo él tenía la maestría de
terminar un trabajo de semejante magnitud.
Aunque
el Ayuntamiento jamás le haya otorgado una calle con su nombre como gratitud al
regalo que nos dio, sirva este escrito como nuestro particular homenaje, yo al menos creo que lo tiene de sobra merecido.
Puerta del Sol con el antiguo reloj de la iglesia del Buen Suceso.
(foto de J.Laurent)
José Rodriguez Losada
Casa de Correos en 1855 con el antiguo reloj y con la torre de telegrafía detrás
Yo ya puse mi comentario en otro blog a una iniciativa de un grupo en El País que también reivindicaban una calle para este relojero. Decía que me parecía exagerado, y que además el hecho de poner una calle a una persona, sabe Dios en qué barrio, queda en el olvido como pasa con tantas calles y el desconocimiento.
ResponderEliminarTambién decía en otro escrito al Ayuntamiento que lo más directo era colocar una placa en la fachada del edificio de la Comunidad donde todo el que pasara y tuviera curiosidad, podía enterarse de todo lo referente al reloj que está situado encima, quién era su constructor, donante, así como la historia. De aquí contestaron que la sugerencia la dirigiera a la Comunidad ya que era su sede. Al parecer han colocado una placa en las escaleras de subida a la torreta.
Otro gran “olvidado” y con muchas más obras en Madrid es el arquitecto Antonio Palacios que al día de hoy todavía no tiene un recuerdo, salvo una placa en la calle Cedaceros debajo de los andamios de un edificio abandonado, y que además no es una placa dedicada por el Ayuntamiento.
Este reloj, símbolo de nuestra ciudad quiso se comprado por el Gobierno de Venezuela en 1952, través de su embajador en España. Por suerte no se pusieron de acuerdo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y por la información de la placa a la subida a la torreta, yo personalmente la desconocía.
ResponderEliminarEs cierto que Antonio Palacios y otros muchos garantes de nuestro Madrid, no tienen el reconocimiento que deberían, pero bueno, por lo menos algunos como tu y yo, intentamos mantener viva su memoria dentro de nuestras posibilidades. Gracias vecino
Interesante información Yolanda, desconocía la historia del Gobierno de Venezuela. Muchas gracias por tan buena aportación vecina.
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