Vamos a rendirle homenaje a la que, durante mucho
tiempo, fue el más utilizado método de compensación del sudor de nuestra frente. Seguro que os
trae muchos recuerdos. Lo que costaba ganarlas y lo fácil que fue siempre perderlas.
MADRID. VILLA Y CORTE.
Seguro
que miles de veces has escuchado eso de que Madrid es villa y corte, pero ¿te
has preguntado el motivo de que Madrid sea una villa siendo la capital de
España?
Pues
bien, vamos a intentar poner algo de luz en el tema. Bueno, o al menos a aportar una de las versiones que existen al respecto, pues en esto de la historia antigua, siempre hay más de una versión a la que referirse.
Los
primeros habitantes de Madrid de retoman a pequeños asentamientos durante la
Edad Media, en aquella época cualquier fundación de asentamientos, era
considerada villa o aldea dependiendo de su población, hasta que el propio Rey
le otorgaba la prerrogativa de ser una ciudad, lo cual se solía consolidar con
la concesión de un fuero, en el que se detallaban los privilegios civiles y
penales que cada uno tenía.
Madrid
no llegó a tener una población más o menos aceptable, hasta la invasión árabe,
cuando éstos se dan cuenta de su importancia estratégica y deciden construir en
ella el antiguo Alcázar, sobre el que poco a poco comenzó a erigirse nuestra
ciudad en el interior de la fortaleza levantada por Muhamed I en el siglo IX, bajo el nombre de Medina Mayrit, que más tarde se castellanizaría a Magerit.
Madrid
no tuvo un fuero propio hasta 1202 fecha en la que Alfonso VIII le concede el
fuero de villa, más por un carácter administrativo y procesal que otra cosa. Éste
es el fuero con el que Madrid se quedó, pues posteriormente cuando las monarquías
absolutas implantaron la idea de un estado nacional, estos fueros, dejaron de
tener demasiado sentido, debido a que todos los territorios debían de tener los
mismos “privilegios” y “obligaciones” y todas las ciudades, villas y aldeas se
sometían a las mismas leyes.
El
primer ayuntamiento no llegó hasta el reinado de Alfonso XI, que declaró a doce
regidores que eran los encargados de celebrar las primeras cortes, las cuales se representaban en la iglesia de San
Jerónimo.
Posteriormente
Enrique IV otorgó a la ciudad el título de “Muy noble y leal villa de Madrid”.
Finalmente,
Felipe II desplazó la corte a Madrid, al instaurar en 1561 la capitalidad de la
nación en nuestras calles. A estas alturas como hemos dicho, ya no tenía ningún sentido el cambiar
el fuero de villa a ciudad, por lo que Madrid se quedó siendo una “Muy noble y
leal villa y corte”, lo cual es sólo un título honorifico, que no guarda ningún
privilegio adicional por ello, ni posibilidad de reclamación de diferenciación
alguna por este concepto.
Así que ya sabes, aunque en puridad, Madrid es una ciudad, la escasa necesidad de cambiar el fuero administrativo, es la culpable de haber permitido traer esta curiosidad sobre su título honorífico hasta nuestros días, que para más señas terminó siendo "La muy antigua, noble, muy leal, muy heroica, imperial, coronada villa y corte de Madrid"
Así que ya sabes, aunque en puridad, Madrid es una ciudad, la escasa necesidad de cambiar el fuero administrativo, es la culpable de haber permitido traer esta curiosidad sobre su título honorífico hasta nuestros días, que para más señas terminó siendo "La muy antigua, noble, muy leal, muy heroica, imperial, coronada villa y corte de Madrid"
Siéntete libre para comentar, compartir e indicar tu
parecer.
Plano antiguo de Madrid.
(Fuente Alfonsopinel)
LA CALLE BARBIERI.
La
calle Barbieri debe su nombre al célebre músico Francisco Asenjo Barbieri que
nació en 1823 y aunque es conocido principalmente por su joyas de la Zarzuela “Los diamantes de la
Corona” (1854), “Pan y toros” (1864) y “El barberillo de Lavapiés” (1874), lo cierto es que Barbierí
además de ser un gran músico, también era un excelente conocedor de la historia
de Madrid, de hecho incluso Peñasco y Cambronero le citan repetidas veces
aludiendo sus conocimientos sobre la historia de Madrid y de sus calles.
Pero si hay algo
interesante que comentar de la calle Barbieri, es la historia que le daba nombre
hasta 1894, fecha en que se cambió al actual nombre.
Anteriormente la
calle de Barbieri era un callejón sin salida, hasta que en 1853 se llevó a cabo
su ampliación hasta la calle de las Infantas, entonces su nombre ya era el de
la calle del Soldado, el cual le viene dado por una macabra historia que en
dicha calle se protagonizó.
Según cuenta la
leyenda en esta calle vivía una señora que respondía al nombre de María de
Castilla. Tenía doña María una joven hija se moral cristiana y vocación monacal,
la cual se llamaba María Almudena Goutili.
La joven era muy muy
guapa pero su vocación la llevaba a tener como mayor y único deseo el ingresar
en el convento del Caballero de Gracia.
La
joven andaba con esta fijación en su cabeza cuando un joven soldado se cruzó en
su camino y se enamoró de ella.
Tal
fue la obsesión que el joven cogió con Almudena, que hasta mando pintar su
imagen con su uniforme de gala, en un pilar del convento de las Mercedarias Descalzas
de San Fernando que se encontraba frente a la casa de la joven, con la idea de
que su imagen estuviera presente en cada día y que esta finalmente se rindiera
a sus deseos.
La
cosa es que la joven no cedió en su vocación y esto enloqueció al pobre soldado
que presa de la ira tomó la peor decisión posible.
La víspera
a la que la joven fuera a ingresar en el convento, el militar la asaltó y la
mató sin piedad alguna. Después para más barbarie y en un intento de castigar a
quienes para él habían sido las culpables de arrancar a su amada de su lado, la
descabezó tomando ésta en un saco, la cual dejo a la puerta del convento del
Caballero de Gracia, indicando que era un regalo de la novicia que ingresaría
al día siguiente.
Según
la leyenda, las monjas al abrir la caja, descubrieron el rostro de Almudena que
entre lágrimas exhalo un ¡Madre! como últimas palabras.
El
soldado fue rápidamente prendido tras el atroz crimen y llevado a presencia del
Marques de Villalba, que era su superior en aquel momento. Este le retiró todos
los privilegios por ser militar y tras pasar unos días en el calabozo fue
juzgado como civil y ahorcado en la Plaza Mayor.
Posteriormente
a su muerte le fue cortada una mano y puesta en una pica a la puerta de la casa
de la joven. Esto último personalmente, independientemente de que todo pueda
tratarse de una leyenda, no deja de parecerme un detalle de muy poco gusto para
la pobre María de Castilla, que tendría que vivir cada día con la mano del
asesino de su hija presidiendo su puerta.
Fuera
como fuese, esta es la leyenda que sobre el soldado que daba nombre a la calle
se cuenta, espero que si no la conocías te haya parecido curiosa y si no era
así, al menos te haya traído su recuerdo.
Siéntete libre para comentar, compartir e indicar tu
parecer.
Café Casa Salvador, lleva abiertas sus puertas desde 1941 en la calle Barbieri.
(Fuente del propio café)
Imagen de la calle Barbieri.
El compositor Francisco Asenjo Barbieri.
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