¿POR QUÉ LOS MADRILEÑOS SON GATOS?

Pero ¿Sabías que tenemos reconocido otro sobrenombre más, además del de "Gato"?
Vamos por partes, en puridad “Gato” no es cualquier habitante de Madrid sino que se conoce por “Gato” a los madrileños de pura cepa, es decir, aquel que tanto él, como sus padres y abuelos son madrileños. Con el tiempo se ha ido perdiendo esta regla, pero así es como se estableció en la tradición madrileña.
Hay tres hipótesis que nos llevan al motivo de este sobrenombre.
La primera se refiere a que el gran número de gatos que habitaban en nuestros tejados del Barrio de los Austrias nos dio el nombre, incluso había un dicho que indicaba que en Madrid no entraban ratas por la gran cantidad de felinos que había en la Villa (tengo mis serias dudas sobre esto).
La segunda alude a que en las puertas de Madrid existía la obligación de pagar una serie de tasas, por lo que era habitual ver a un gran número de habitantes escalando por los muros como felinos para evitar el pago.
La tercera y más extendida, nos lleva al Magerit de 1085, cuando durante el asalto de las tropas de Alfonso VI intentaban arrebatar la Villa del gobierno musulmán. Por lo visto un joven intrépido escaló con gran agilidad por la muralla proporcionando con ello el paso al resto de tropas. Sus compañeros le pusieron el apodo de Gato, y el rey como homenaje a su hazaña, se lo otorgó como apellido. Con el tiempo llegó a ser el apellido más común de la Villa, dándose la situación de que en Madrid había más Gatos que Escarabajos o Muertos (que eran los otros dos apellidos más comunes de la ciudad).
Hoy en día existe aún “el callejón del Gato” que se refiere a Juán Álvarez Gato que fue un poeta descendiente del soldado que con su agilidad le dio su apellido.
Hasta aquí nuestro “gentilicio” más común, pero lo que muchos madrileños no saben, es que la Real Academia de la Lengua nos reconoce otro nombre con el que referirse a los habitantes de Madrid, y no es otro que el de “Ballenato”.
El sobrenombre es más bien una mofa que los habitantes de otras regiones comenzaron a utilizar para referirse a los madrileños.
La leyenda de su origen, cuenta que un comerciante trasladaba su mercancía por el río Manzanares, debido a un accidente, varias de sus tinas de vino cayeron al río y el comerciante comenzó a gritar presa de la desesperación, señalando los toneles con la expresión ¡Una va llena! ¡Una va llena!
Lo ocurrido corrió de boca en boca y cuando llegó a la Villa los habitantes se creyeron que una ballena estaba subiendo por las aguas del río desde el mar.
La credulidad de los habitantes, resultó tan graciosa para otras regiones, que comenzaron a referirse a los madrileños como “Ballenatos” en término de mofa.
Por suerte, ésta ya ha quedado en desuso, pero seguro que si no la conocías te habrá despertado una sonrisa.

Siéntete libre para comentar, compartir e indicar tu parecer.


Aguafuerte de Lorenzo Goñi

Esta entrada queda dedicada a Yolanda Fresno Martinez que hace un tiempo me preguntó por este tema y se lo tenía en deuda.

A VUELTAS CON LA REALEZA.

Madrid no sería lo que es y ha sido, si no fuera por la impronta que los diferentes reyes han ido dejando durante sus reinados, pero si hay algo que siempre, o casi siempre ha acompañado a nuestra realeza, es un tono de excentricidad que en algunos casos ha llegado a rozar e incluso rebasar la locura. Hoy vamos a repasar alguno de ellos, y que conste de entrada mi más absoluto respeto por la institución y sus seguidores, pero es que algunos se las traen. Vamos con ellos.
Carlos I tuvo su primer hijo bastardo con su abuelastra Germana de Foix, la que fue esposa de Fernando el Católico.
Felipe II solía deambular de incógnito entre sus conciudadanos para saber de primera mano cuál era la opinión que tenían sobre él y sus decisiones, sobre todo en lo referente al Monasterio del Escorial.
Felipe IV que no era precisamente un ejemplo de fidelidad, llegó a tener 46 hijos de los cuales 34 eran hijos bastardos reconocidos.
Carlos II que el pobre era bastante enfermizo, poco agraciado e incapaz de honrar a su padre en lo referente a descendencia, llegó por recomendación de sus astrólogos, a desenterrar a sus antepasados y abrazarse a ellos, con el fin de conseguir que se rompiera el maleficio que, según él, le impedía tener herederos al trono.
Carlos III sucumbió a los miedos de su madre y por ello según cuenta la leyenda, todas las estatuas de la plaza de Oriente y Retiro (entre otras ubicaciones) no se encuentran en la cornisas del palacio Real, lugar para el que habían sido realizadas.
Felipe V utilizó durante años la misma camisa, que antes había usado su madre, pues estaba convencido de que querían envanenarle por sus ropajes. También sufrio un trastornillo de nada, que a rstos le hacía creer ser una rana.
Carlos IV se casó con Mª Luisa de Borbón, la cual además de grandes rumores de poseer varios amantes (entre ellos el propio Godoy), llegó a tener 14 hijos y 10 abortos, todo una plusmarca monárquica de fertilidad.
Fernando VII que no era ninguna joya, se rumorea que mató envenenada a su segunda esposa, estando ésta embarazada, ya que se había cansado de ella y  también violó a su cuarta mujer Mª Cristina de Borbón (prima suya), durante su noche de bodas, dando a luz como consecuencia de dicha violación al nacimiento de Isabel, la futura heredera de su trono. Mª Cristina una vez muerto el rey, pasó a ser Regenta de su hija y se casó con un capitán de la Guardia Real con el que tuvo ocho hijos más.
Isabel II de la que se rumorea que heredó el carácter insaciable en el sexo de su padre, se casó con Francisco de Asís de Borbón por razones políticas. Francisco al parecer tenía los mismos gustos que Isabel en lo concerniente al sexo, por lo que se rumorea constantemente que esta se buscaba sus amantes sin ningún tipo de decoro y que fueron ellos y no Francisco, los que le dieron la posibilidad de tener a sus doce hijos. Esto quieras que no, fue una regeneración para la genética de sus herederos ya que el propio Alfonso XII hijo y heredero al trono, como si de una película se tratara tenía “Ocho apellidos Borbones” de manera consecutiva y si su padre, el afeminado Francisco, hubiera aportado algo más que los apellidos, el cóctel genético podría haber sido mortal. Sus ocho apellidos le venían por:
-Era Borbón en primer lugar por ser hijo de Francisco de Asís de Borbón, nieto por parte de padre de Francisco de Paula de Borbón, y bisnieto, por ambos lados, de Carlos IV de Borbón.
- Era Borbón en segundo lugar por ser hijo de Isabel II de Borbón, nieto de Fernando VII de Borbón y bisnieto de Carlos IV, de nuevo.
- Era Borbón en tercer lugar por ser nieto, por parte de padre, de Luisa Carlota de Borbón, princesa de las Dos Sicilias e infanta de España consorte; bisnieto por parte de padre de Francisco I de Borbón, rey de las Dos Sicilias (vía por la cual era, por lo tanto, tatara,-tatara-tataranieto de Carlos III).
- Era Borbón en cuarto lugar por ser nieto, por parte de madre, de María Cristina de Borbón, reina de las Dos Sicilias y reina consorte de España; así como bisnieto del mentado Francisco I de Borbón.
- Era Borbón en quinto lugar por ser bisnieto de María Luisa de Borbón, (lo cual lo convertía en tatara-tatara-tataranieto de Felipe V), princesa de Parma (y señora de Carlos IV).
- Era Borbón en sexto lugar por el hecho de que la mentada María Luisa de Borbón, además de abuela de Francisco de Asís, padre de Alfonso, también lo era de Isabel II, su madre.
- Era Borbón en séptimo lugar porque María Isabel de Borbón era madre de la abuela materna de Alfonso, Luisa Carlota, por lo que ésta era Luisa Carlota de Borbón (rama normal) y Borbón (rama Dos Sicilias).
- Y era Borbón en octavo lugar porque la mentada María Isabel de Borbón no sólo era abuela del padre de Alfonso por ser madre de Luisa Carlota, sino que también era abuela de su madre Isabel, porque asimismo era la madre de María Cristina.
Alfonso XII se casa por amor por primera vez en nuestra realeza con Mª Mercedes de Orleans y Borbón, a cuya boda no asiste su madre Isabel II como gesto de rechazo al matrimonio, pero el enlace sólo duró cinco meses al fallecer ella por enfermedad.
Alfonso XII se volvió a casar, esta vez con una emperatriz austriaca María Cristina de Habsburgo-Lorena, la cual le da a su heredero Alfonso XIII cuando este ya había fallecido, pasando a ser la regenta de España hasta su mayoría de edad.
Y por último Juan Carlos I, nieto de Alfonso XIII que se convierte en el primer rey Español que gobierna bajo la primera monarquía realmente democrática y que su afición por la caza, le obligaron a pedir disculpas tras una cacería de elefantes en Botwana y bueno... vamos a dejar aquí este repasillo a la realezas que al final se nos va la cosa de madre.




REYES MADRILEÑOS.

Reyes Madrileños.
¿Sabías que tan sólo tres reyes han nacido y muerto en Madrid capital? Además resulta curioso que el primer rey nacido en Madrid capital Felipe III lo hiciera más de un siglo después del fallecimiento de Enrique IV quién sería el primer rey en morir en la capital aunque ciertamente sólo era Rey de Castilla y no de España.

Listado de reyes nacidos en Madrid
Felipe III, Madrid 14 de abril de 1578.
Carlos II, Madrid 6 de noviembre de 1661.
Fernando VI,  Madrid 23 de septiembre de 1713.
Carlos III, Madrid 20 de enero de 1716.
Luis I. Madrid 25 de agosto de 1707.
Fernando VII, San Lorenzo del Escorial 14 de octubre de 1784.
Isabel II, Madrid 10 de octubre de 1830.
Alfonso XII, Madrid 28 de noviembre de 1857.
Alfonso XIII, Madrid 17 de mayo de 1886.
Felipe VI, Madrid 30 de enero de 1968.

Listado de reyes fallecidos en Madrid.
Juan I de Castilla, Alcalá de Henares 9 de octubre de 1390.
Enrique IV de Castilla, Madrid 11 de diciembre de 1474.
Felipe II, San Lorenzo de El Escorial 13 de septiembre de 1598.
Felipe III, Madrid 31 de marzo de 1621.
Felipe IV, Madrid 17 de septiembre de 1665.
Carlos II, Madrid 1 de noviembre de 1700.
Luis I, Madrid 31 de agosto de 1724
Felipe V,  Madrid 9 de julio de 1746.
Fernando VI, Villaviciosa de Odón 10 de agosto de 1759.
Carlos III, Madrid 14 de diciembre de 1788.
Fernando VII, Madrid 29 de septiembre de 1833
Alfonso XII, El Pardo 25 de noviembre de 1885 (Hasta 1950 el Pardo no se anexionó como barrio de Madrid)

Felipe III por Frans Pourbus


Plaza de Cascorro (una mirada diferente).

Hoy vamos a pasear por la Plaza de Cascorro, pero hoy espero que me deis la licencia de olvidarme un poco de la parte histórica, para dejaros mis recuerdos y vivencias de la infancia. Os haré un repaso por mis recuerdos de infancia en la plaza, que supongo que es algo que no puede leerse en cualquier blog y que si de verdad os gusta Madrid también forma parte de ella.
Veréis, mi abuelo tenía una tienda de artículos de montaña justo delante de la estatua, en el número nueve, al lado de una minúscula juguetería donde una señora mayor, que siempre estaba sentada en su puerta, esperaba los clientes que nunca llegaban tanto como ella quería.
Fue mi abuelo el que en parte me dio el amor y afición que tengo por esta ciudad y sus rarezas, allí entre sacos de dormir, tiendas de campaña y botas Chirucas, él me contaba como el bueno de Eloy Gonzalo, valeroso como pocos, salvo a sus compañeros de una muerte segura en las inmediaciones de la ciudad de Cacorro, pero que no es oro todo lo que reluce y aunque valeroso en la batalla el tío Cascorro fue un pieza de cuidado en su vida. Él me contaba mientras descolgábamos de la fachada los expositores de mercancía, como en la cercana plaza de la Cebada se hacían ejecuciones, unas más conocidas y otras no tanto, pero que en la mayoría de ellas el público aclamaba al verdugo como parte de una fiesta popular; o como mientras esperaba a que me comprara el tebeo de cada sábado, en el quiosco del final de la calle Embajadores, me contaba como desenterraron a la Cibeles tras la guerra civil con sus propias manos. 
También él me enseñaba mientras cambiábamos cromos en el Campillo del Mundo Nuevo, que el dinero no es la única moneda legal de este mundo y que el trueque siempre tendrá un lugar en Madrid como moneda de cambio; o como mientras me tapaba la nariz por el olor a pescado de la calle Maldonadas, él me decía que antes olía igual de mal, pero no había pescado que llevarse a la boca.
Aquella tienda, por desgracia se cerró siendo yo bastante ñajo, pero no terminaron allí mis días de Rastro. Mi madre comenzó a hacerse cargo de esta tienda de maletas, baúles y estanterías de pino que os dejo en la fotografía y que se encontraba un poco más abajo, en el número once. Allí comencé desde muy temprano a vender los domingos para sacarme algún dinerillo y ayudar a la familia. Aprendí a regatear, a saber vender, a  valorar el género que vendías y a diferenciar el que viene a comprar del que sólo viene a mirar. Aprendí que los bocadillos de media mañana en el trabajo, tienen un sabor distinto al de cualquier otra hora del día. Aprendí a ver a los rateros y carteristas antes de que se te acerquen, aprendí que a veces es más rico el que nada tiene, pero no olvida lo que le enseñaron sus mayores y a valorar la tradición de esta ciudad muy por encima de sus constantes cambios.
Quizá allí aprendí también, mientras sacaba y montabas el puesto, a diferenciar lo que era un hippie de los que se ponían en ribera de Curtidores a tocar el tambor y fumar lo que hubiera, de lo que era un Heavys de los que subían a Marihuana en busca de parches y camisetas, o de un Sking de los que buscaban bombers militares o de un pijo sin presupuesto de los que subían a comprar jerséis Privata para anudarlos a sus cuellos.
También allí aprendí mi amor por la música, con las miles de cinta TDK de 90 min que comprábamos con el sueldo del día, con aquellos grandes éxitos grabados de Queen, Led Zeppellin o los Doors. O como aunque uno no lo quiera, la ciudad que te acoge y te envuelve, día a día, va cambiando al son de nuestras propias costumbres. Allí aprendí que si algo ya no es lo que era, solamente es por un motivo, y es que quienes antes lo usaban y ahora lo añoran, dejaron de darle la importancia que tenía y dejaron de acudir a mantenerlo vivo, ni más, ni menos...
En definitiva, aprendí que las personas, así como las ciudades crecen y se aleccionan rodeadas de su entorno, por lo que si Madrid es lo que es, tanto para bien, como para mal, es sin duda culpa de los madrileños y de sus visitantes.


LOS JUGUETES DE NUESTRA VIDA

Hace unos días, en un grupo de Facebook, pregunté a los vecinos sobre cuál era el juguete de su infancia. Aquí os dejo todas sus aportaciones. Me han parecido geniales y aunque no sea algo netamente madrileño, seguro que faltaran muchos, pero es imposible que no hayáis jugado con algunos de ellos.