FRANCISCA DÍAZ CARRALERO.

Vamos a recuperar esa pequeña costumbre que tenemos de sacar de vez en cuando la historia de algún protagonista efímero de nuestra Villa y Corte, que si bien su impronta no ha quedado grabada en nuestra memoria como protagonistas principales, sí que tienen una historia digna de ser recordada.
Hoy vamos a comentar algo sobre María Francisca Díaz-Carralero Rodelgo, o como era más conocida en su tiempo, como “La Ciega de Manzanares”.
Francisca, nació en 1818 en Manzanares, lugar del que es es hija predilecta desde 2014. Cuando era muy muy niña huérfana de ambos padres y ciega de ambos ojos, por lo que se encargó de su crianza una de sus hermanas mayores.
La hermana que debía por fuerza encargarse del mantenimiento de la familia, solía dejar a Francisca sentada frente a la ventana de la escuela de Latinidad de Manzanares, para que al menos la muchacha se entretuviera escuchando lo que allí se decía mientras recaudaba alguna moneda mendigando y no se tuviera que quedar en casa mano sobre mano sin entretenimiento alguno. Pero aquello que comenzó como un mero entretenimiento, se convirtió en algo más cuando el profesor de la clase, decidió invitarla a que entrara a escuchar las clases desde el interior, aunque no pudiera pagar el coste de las mismas.
A Francisca le encantaba escuchar todo lo que allí aprendía y como si de una esponja se tratara absorbía cada detalle que por sus oídos pasaba. Pero como esto del bullying no es cosa solo de nuestros días, el resto de estudiantes, ya fuera por no parecerles apropiadas las vestimentas de la pobre mendiga o porque sus cualidades para el aprendizaje les dejaba en evidencia, comenzaron a meterse con la pobre ciega hasta que le hicieron la vida imposible y la obligaron a abandonar las clases.
Pero lo que aquellos niños no podían arrebatarle a Francisca era el poso que la cultura ya había sembrado en ella, y la pobre ciega ya se había convertido en una de las mejores improvisadoras y recitadoras de poesía de su época.
En 1850 se desplaza a la capital para ingresar en la Escuela de Sordomudos y Ciegos, y además de asistir a sus clases se hace asidua asistente a las más importantes tertulias literarias del momento y a recitar sus poemas por las calles a cambio de unas monedas. Se comenta que incluso Francisca consigue convencer a un par de compinches, que la comenten el aspecto de los presentes en secreto, y ella compone e improvisas sus versos sobre las cualidades físicas de sus oyentes, cosa que como es natural, hacían que los mismos se sorprendieran por el que aquella genial ciega, no sólo recitara con tanta belleza, sino que sin verles consiguiera armonizar hasta el más mínimo detalle de su indumentaria.
La fama de Francisca comenzó a hacerse cada vez más popular, hasta que esta llegó a los oídos del Marques de Molins, hombre adinerado y gran amante de las letras, el cual la mandó llamar para que recitara en su presencia. El Marques, para ello organizó una velada con lo más granado del panorama político y literario de la época. Reunión a la que asistieron para conocer a La Ciega de Manzanares personalidades como: Bravo Murillo, Bretón de los Herreros, Amador de los Ríos o Gil de Zarate.
La mendiga Francisca comenzó recitándoles una composición en la que hablada de su propia ceguera y que decía así:

“Nací, y en el nacer quedeme ciega,
y lloré sin saber mi desventura:
Hoy sumida en recuerdos y amargura
sólo el llorar mi corazón sosiega.
Su luz, su resplandor el sol me niega;
nunca vi de la luna la hermosura,
ni admiré de la nieve la blancura,
ni vi este rostro que mi llanto riega.”

Para continuar con lo más alabado de su extenso repertorio. 
Fue tal el impacto que la intervención provocó en sus oyentes, que allí mismo todos los asistentes firmaron una instancia, que tenía mucho más peso por aquel entonces que una campaña de Change.org, para conseguir una pensión para aquella genial mendiga poetisa.
Aunque aquella instancia no fue mano de santo y tardó su tiempo en llegar, al final la reina Isabel II se la concedió, y aquella mujer que había dado su vida a transformar su ceguera un nuevos paisajes para sus oyentes, por fin pudo dedicarse a las letras sin tener que mendigar sus poemas por las calles a cambio de unas pocas monedas. 
Y hasta aquí, nuestro recuerdo a esta genial mujer, cuyo amor por las letras consiguió por fin recompensarle por su dedicación.
Si queréis ampliar información sobre este personaje, os recomiendo el libro "La Ciega de Manzanares" de Julián Granados.




 Representación de la grandiosa mendiga (Autor desconocido)

NIÑA SOL

Los que ya lleváis un tiempo siguiendo mis ventanas en el tiempo las habéis visto ya de todas las épocas, colores y significados. En la mayoría de ellas suele chocar el cambio del paisaje urbano de Madrid, en otras sin embargo lo que choca es precisamente el ver que nada ha cambiado en determinada calle o edificio. Hoy sin embargo el lugar, que no deja de ser una reconocidísima Puerta del Sol, es lo de menos. Hoy vamos a viajar en el tiempo pero no de una ciudad y de su entorno, sino de sus habitantes y de sus costumbres.
En otro tiempo era lo más normal del mundo encontrar por nuestras calle a niños que ejercieran determinados trabajos, con los que ayudaban en la medida de lo posible, a la complicada situación de sus casas. Todas aquellas niños y niñas, que hoy son nuestros abuelos y bisabuelas tuvieron una infancia que hoy nos parece inimaginable y va por ellos nuestra ventana de hoy.

Fotografía antigua: 1953 Federico Vallina (Fuente José C. Pérez)
Fotografía moderna: 20017 Sergio Moreno.

GRAN VÍA EN SU ESPLENDOR

Sin duda si hiciéramos una encuesta entre los madrileños de cuál es actualmente su calle preferida de Madrid, muchos de ellos contestarían que la Gran Vía sin duda es su arteria predilecta, pero lo que no es menos cierto es que esta calle, al menos bajo mi parecer, ha perdido cierto encanto del que mantenía en otro tiempo. No quiero decir con esto que ya no sea una calle bonita, que lo es y espero siga siéndolo de por vida, pero quizá por mis recuerdos de las colas en ella esperando para entrar en el cine, o de los paseos que de niño daba junto a mis padres bajo aquellas impresionantes cartelerías, lo cierto es que para mi si no ha perdido en belleza sí que lo ha hecho en alma y en carácter.
No sé como esto de los gustos es del todo subjetivo aquí os dejo esta ventana en el tiempo, juzgar por vosotros mismos.
Fotografía antigua: Enero 1975 de ABC
Fotografía moderna: Enero 2017 Sergio Moreno

GRAN VÍA EN SU ESPLENDOR

Sin duda si hiciéramos una encuesta entre los madrileños de cuál es actualmente su calle preferida de Madrid, muchos de ellos contestarían que la Gran Vía sin duda es su arteria predilecta, pero lo que no es menos cierto es que esta calle, al menos bajo mi parecer, ha perdido cierto encanto del que mantenía en otro tiempo. No quiero decir con esto que ya no sea una calle bonita, que lo es y espero siga siéndolo de por vida, pero quizá por mis recuerdos de las colas en ella esperando para entrar en el cine, o de los paseos que de niño daba junto a mis padres bajo aquellas impresionantes cartelerías, lo cierto es que para mi si no ha perdido en belleza sí que lo ha hecho en alma y en carácter.
No sé como esto de los gustos es del todo subjetivo aquí os dejo esta ventana en el tiempo, juzgar por vosotros mismos.

Fotografía antigua: Enero 1975 de ABC
Fotografía moderna: Enero 2017 Sergio Moreno

EL CONDE Y SU GALLINA

El conde Duque de Olivares, que para muchos es más famoso por las representaciones que de él realizó Velázquez que por sus propias obras, realmente fue un hombre muy influyente en la corte de su época, y aunque romano de nacimiento, desde sus 12 años, edad en la que fue enviado a estudiar a Salamanca, se valió su peso e influencia a base de dinero y posición en un Madrid que de debatía en peleas de influencers entre el duque de Lerma y su hijo el duque de Uceda a quien apoyaba nuestro protagonista de hoy.
Pero si bien el duque dio mucho que hablar, hoy nos vamos a parar en una anécdota bastante poco conocida sobre el duque.
Al parecer el bueno de Gaspar de Guzmán y Pimentel Ribera y Velasco de Tovar, que así se llamaba el bueno del Conde, tenía un gallinero en el que almacenaba gran número de ellas, cada cual más exótica y variada. Al parecer Gaspar se tiraba horas con ellas, dándoles de comer, limpiando su espacio, recogiendo sus puestas y según dice alguna que otra pluma afilada, incluso cacareando con ellas como si fuera su papá pollo.
Pero de todas ellas nuestro insigne noble sentía predilección por una gallina de blanco plumaje a la que llamaba Doña Ana. El duque sentía una gran predilección por ella, y raro era el amigo del Conde que no hubiera conocido también a la blanca Ana, que dicho así queda muy poético para referirse a semejante animal.
El caso, es que como decía el Conde sólo tenía ojos para su Doña  Ana, y tanto fue así, que según comentan algunos escritos de la época cuando la buena ponedora falleció, el Conde no pudo soportarlo y cayó en una depresión de considerable importancia.
Tal fue su desdicha que ya nunca más se encargó de aquél gallinero, ni quiso volver a tener nada que ver con él, por lo que decidió regalar el terreno sobre el que este se levantaba al rey Felipe IV, y al cuál accedió de buena gana aunque el regalo finalmente lo pagó el pueblo de Madrid.
Pues bien, sobre los terrenos que según cuenta esta historia el Conde Duque de Olivares tenía su gallinero, es donde posteriormente se levantarían La casa de fieras Retiro, por lo que si es cierta esta historia, la cual parece bastante probable según algunos escritos que se conservan, no cabe duda de que el pueblo de Madrid le debe a la memoria de Doña Ana, tan maravilloso emplazamiento. Lo que está claro en que nunca semejante pollo dio tan buen caldo.

Detalle del Conde Duque de Olivares de Velázquez (Museo del Prado) 

ASFALTADO PUERTA DEL SOL


Fotografía antigua: Primera década siglo XX de Memoria Visual de Madrid vía historias-matritenses)
Fotografía nueva: Sergio Moreno Febrero 2017.

EL DESTAPE

Se conoce como el destape a la corriente escénica que evolucionó en España, durante los últimos años de vida del dictador y los primeros que vinieron tras su muerte.
En un país reprimido de poder manifestarse libremente, el que de repente se comenzara a dar cierta permisividad originó que estallaran grandes estrellas del género, que deseosas de mostrar todos sus encantos, utilizaban su escultural belleza como un nuevo método de expresión.
Sin duda la reina del destape o al menos a la que se le atribuye el primer desnudo integral, fue Susana Estrada. Susana, en el año 1976 puso sobre el escenario su particular versión del éxito Gilda, de Rita Hayworth, sólo que Susana no recordaba muy viene cómo era la escena y en su espectáculo “Historias del Strip Tease” en vez de quitarse sexualmente el guante, se quedaba únicamente con él.
Pero si bien Susana fue la que cruzó por primera vez la línea del desnudo completo, bien es cierta que no fue la primera en realizar este tipo de espectáculos. Según he podido encontrar, poco antes de que el dictador falleciera Victoria Vera ya mostraba su desnudez a los madrileños en su espectáculo ¿Por qué corres Ulises? obra de Antonio Gala, en la que casualmente un imperdible le jugaba una mala pasada de manera fortuita en cada representación. También en los últimos meses de 1975 María José Goyanes lucía su figura en el espectáculo Equus, aunque esta como había venido haciendo muchos años atrás la Fornarina, no lucía un verdadero desnudo, pues usaba unas mallas de color carne para cubrir sus pudores. 
En lo que al cine se refiere, el primer desnudo lo protagonizó María José Cantudo, en la película "La trastienda" de José Grau, película que originó la famosa frase del “Felpudo de la Cantudo”.
En cuanto a las publicaciones impresas, la primera mujer que en aquellos tiempos tuvo el honor de ser retratada en situación de desnudez fue la bella actriz Nadiuska que con sus ojos de gata deslumbraba a propios y extraños. La fotografía salió en la revista Guadiana en la que la bella Roswicha Bertasha Smid Honczar (nombre real de Nadiuska), con un vaso de agua en la mano, dejaba a media España con la boca seca.
Pero el celuloide Español sólo estaba comenzando en sus primero pinitos, y aquello no quedó allí, de repente irrumpió la espectacular Bárbara Rey, que con sus atributos capaces de deslumbrar tanto al más alto, como al más campechano de los españoles, se atrevía a representar por primera vez el amor lésbico en el cine. Es célebre su amor filmado con Rocío Dúrcal en la película “Me siento extraña”, aunque como os decía no fue la primera vez en estas lides, ya que en la película “La muerte ronda a Mónica” pese a no tener un papel protagonista, ya que la protagonista era la citada Nadiuska, Bárbara interpretaba el papel de la homosexualidad femenina.
La televisión, que estas tendencias era mucho más mojigata, tuvo que esperar hasta 1977, en una entrevista de José María Íñigo a Libertad Leblanc, a la que un descuido, la fuerza de la gravedad o una conjunción de distintos “imprevistos” hacía que uno de sus pechos se escapara de su ropa.
Como podéis imaginar aquello fue un auténtico bombazo pues al no existir más que una cadena de televisión entonces, aquello entró como un bombazo en los hogares del país. 
En lo referente a los strip tease  a la televisión le costó mucho más y a la mínima que se intuía que algo podía pasar, se eliminaba el programa sin demasiados miramientos y los españoles se quedaban con cara de bobos esperando una emisión que nunca llegaba. No fue hasta 1985 cuando la actriz porno italiana Cicciolina, que más tarde intentó su ascenso como política, realizó el primer desnudo televisado, aunque dados los años que ya habían pasado podemos decir que aquello ya ni fue destape ni fue ná de ná.
Con esto terminamos nuestro repaso por esta etapa del destape. Sinceramente, con estos fríos, cogeros una rebequita que fuera refresca.


La actriz alemana Nadiuska (Fotografía fuente El Mundo)