Hoy vamos a recordar cuál fue el
primer árbol de Navidad y a quién le debemos esta tradición, pero antes de
nada, vamos a ver si somos capaces de entender el origen de la misma.
Las versiones u orígenes de esta
tradición parten de dos vertientes, y aunque personalmente creo que la primera
tiene un poco de mala leche y no deja en muy buen lugar la paz cristiana, vamos
a recordarla, más que nada por mero entretenimiento ya que tiene su miga. Como
comentábamos hace unos días en el post sobre la navidad, ésta tal y como la
conocemos ahora, venía celebrándose en distintas culturas anteriores a la
cristiana pero bajo otros significados, como es de entender, pero casi siempre
ligados al solsticio de invierno y a los calendarios de la agricultura.
Pues bien, en estas fechas del
solsticio de invierno los celtas rezaban a Yggdrasil que era el roble sagrado
del dios Odín, cabe decir que para los celtas los árboles eran sagrados. Pues
bien, cuenta la leyenda que San Bonifacio en un intento por convertir aquellas
paganas almas, cogió un día la motosierra, y ni corto, ni perezoso, se puso a
talar el árbol sagrado de los pobres celtas, después lo sustituyó por un abeto e
intentó convencer a todos que aquello había sido obra de Jesús que para demostrar
su poder sobre los dioses de chichinabo había impuesto su arbolito sobre el
poderoso roble sagrado. No ha llegado a nuestros días dato alguno sobre qué
pasó con San Bonifació, pero si la paciencia Celta está cerca de la imagen que
tienen en mi imaginación, casi mejor no conocer el final, me temo que este
post no sería apto para menores.
Lejos de querer entrar sobre estas y
otras ampollas del pasado de nuestra religión primordial, que siempre ha tenido
tela para cortar, vamos a ir con la segunda, que es bastante más normal y menos
violenta. Al parecer, los primeros cristianos durante estas fiestas hacían
representaciones teatrales de los distintos textos bíblicos, entre ellos era
normal el interpretar el relato del pecado original y claro, una Eva y un Adán
se pueden encontrar en cualquier esquina, con mayor o menos éxito en el casting,
pero en diciembre, un manzano repleto de frutos complica enormemente la tarea
del productor teatral; solución, pues nada, colocamos un abeto repleto de bolas
rojas, y con las gafas 3D y los efectos especiales, a ver quién es el guapo que
se da cuenta de que no es un manzano, y claro tanto dejar por ahí el abeto
montado con las bolas rojas, que termino por ser parte del decorado a decorar
las casa de todo cristiano, ateo o hereje que se precie.
Pero bueno, volvamos al sentido del
post, que para eso este es un blog de Madrid y que sepamos, ni San Bonifacio,
ni los Celtas, ni las representaciones de navidad habían pasado por aquí a
decorar las fiestas.
El primer árbol de Navidad del que
se tiene conocimiento, se lo debemos a una Rusa (tócate los pies con nuestro
crisol de culturas, ni a tiros encontramos una tradición netamente nuestra). Sí
señores, corría el año 1870 cuando llega a Madrid Sofía Troubetzkoy, que por
aquél entonces tenía honor de ser la primera dama de nuestro consistorio, ya
que se había casado con el alcalde de Madrid, que no era otro que Pepe Osorio,
conocido por su título el Duque de Sesto. Total que la Sofi se planta en los
madriles y no la conoce ni el tato, y qué se le ocurre a la buena dama, pues
algo muy socorrido en estas fechas, coge una tradición que ya se había
implantado en media Europa y la planta en el jardín de su chavolo, que no era
otro que el Palacio de Alcañices,
situado en lo que más tarde sería una parte del actual Banco de España.
Allí, que
no es mal sitio por cierto, plantó un enorme abeto, lo engalanó con miles de
adornos y guirnaldas y esperó a que lo más granado de la capi se plantara en su
casa para visitar tan imponente tarjeta de visita. Tal fue el éxito de su plan
que el propio Rey Amadeo de Saboya, se pasó por los jardines de Pepe y la Sofi
para contemplar tan maravillosa creación, y desde entonces la Sofi ya formó
parte de “la creme de la creme” de la villa, y esta tradición se ha plantado
para volver año tras año a nuestros hogares.
Árbol de Navidad en la plaza de Callao 1972. El autor creo que es Campua aunque no se indicaba.
(Fuente pinterest)
No hay comentarios:
Publicar un comentario