Dice
un refrán que “En Madrid nueve meses de invierno y tres meses de infierno”. Por
este motivo no es de extrañar que en Madrid durante el siglo XVIII, no hubiera
dama de las altas esferas que saliera de casa con este maravilloso invento
maravillosamente adornado y conjuntado con la vestimenta que cada señorita llevara.
Pero
lo cierto, es que el abanico era utilizado para algo mucho más importante que
el apaliar los sofocantes calores del verano madrileño. Las damas del Madrid de
la época, al igual que las de otras muchas capitales Europeas, tenían que salir
siempre de casa acompañadas de sus padres o de sus carabinas, las cuales eran
las responsables de salvaguardar el decoro de sus jóvenes damas. El problema
para las carabinas, es que la carne siempre ha sido fuerte, y las jóvenes y
virtuosas damiselas comenzaron a utilizar sus abanicos para crear todo un
enrevesado sistema de comunicación con el que poder hablar con sus furtivos
amantes, sin que sus guardianas se percataran de lo que ocurría. El lenguaje,
obviamente requería que el amado también lo conociese, ya que en caso contrario
podía generar confusiones aún mayores, pero éste llegó a ser tan utilizado que
se llegaron a registrar cerca de cuarenta contraseñas con las que los amantes
podían comunicarse sus desvelos en cada momento.
Aquí
os dejo las que yo he conseguido reunir a día de hoy, pero es posible que
existan algunas que no hayan llegado a mis manos e incluso que algunas se hayan
perdido en el tiempo para siempre.
Abanicarse
rápidamente. Daba a entender que
te amaban.
Abanicarse lentamente. Significaba que ella era una persona
comprometida y no deberías seguir en el intento.
Cerrar despacio. Significaba "Sí".
Cerrar rápido. Significaba "No".
Dejar caer el abanico. Significaba soy tuya
Tirarlo al suelo. Significaba
que se había acabado y que no quería saber nada más de ti
Levantar el pelo o el flequillo
con el abanico. Significaba que
estaba pensando en tí o que no te olvidaba
Contar varillas sin
un número determinado de varillas. Quería decir que estaba interesaba en hablar contigo
o que tenía necesidad de ello
Contar varillas o
abrir el abanico con un número determinado varillas. Te fijaba la hora a la que
podíais quedar, siendo el número de varillas la hora
Cubrirse del sol con
él. Significaba que no
le gustabas
Mostrártelo cerrado. Era como preguntarte si la
querías de verdad.
Apoyar el abanico
sobre la mejilla. Si era sobre la
mejilla derecha también significa que "Si". Y sobre la mejilla izquierda quería decir que
"No".
Prestar el abanico. Si se lo prestaba a un
acompañante quería decirte que algo malo estaba ocurriendo. Si se lo daba a su
madre estaba rompiendo la relación y ya podías olvidarte.
Dar un golpe. Si daba un golpe con el abanico
sobre un objeto te mostraba su impaciencia
Si sujetaba el
abanico con ambas manos.
Significaba que vuestro amor era imposible y que debías olvidarla.
Taparse los ojos. Significaba que te quería.
Taparse una parte de
cara con el abanico. Significaba que
fueras con cuidado ya que os estaban vigilando.
Taparse toda la cara
con el abanico. Quería decirte que
la siguieras cuando saliera.
Pasarlo por los ojos. Significaba que Sentía lo
ocurrido.
Pasarlo por los ojos justo tras
cerrarlo. Era en cambio una
pregunta y significaba que cuando te podía ver.
Abrir el abanico y
mostrarlo. Te quería decir que
la esperaras a la salida del lugar en el que estuvieras.
Ponerlo sobre la oreja izquierda. Te rogaba que no rebelaras vuestro secreto
Dejar el abanico a medio abrir
sobre los labios. Significaba que se
moría de ganas por besarte o que te daba permiso para ello en el siguiente
encuentro
Dejar el abanico cerrado sobre
los labios. Quería decirte que no le parecías trigo limpio
y que no se fiaba de tus intenciones.
Pasarlo por la
mejilla. Significaba que
estaba casada.
Abrir y cerrar el abanico muy
despacio. Significaba que no
estaba interesada en la proposición.
Abrir y cerrar el abanico muy
deprisa. Significaba estoy
comprometida. Pero no obligatoriamente me es molesto el cortejo.
Pasarlo sobre los
ojos. Significaba que te
fueras.
Mano
izquierda. Llevarlo cerrado en la
mano izquierda quiere decir te invitaba a que buscaras la manera de conoceros.
Mano derecha. Llevarlo cerrado o moverlo con
la mano derecha, significaba que su corazón era de otros y que no tenías
oportunidad alguna
Pasarlo de una mano a
otra. Significaba que
estabas pasándote en el coqueteo y que no le estaban empezando a gustar tus
insinuaciones
Darle vueltas en la
mano derecha. Significaba que le
parecías feo.
Tocarse la palma de
la mano con el abanico.
Quería decir que estaba jugando contigo y que pensaba hacerse de rogar.
Sobre el pecho. Si ponía el abanico sobre el
pecho te quería decir que te amaba tanto que la estaba doliendo la situación.
Darse en la mano
izquierda. Significaba que te
daba permiso para que vuestro amor siguiera adelante.
Mirar los decorados
del abanico. Significaba que le
gustabas mucho y que no quería perderte
Bajarlo hasta el
pecho. Significaba que
sólo te veía como a un amigo y que no quería nada más
Cerrarlo sobre la
mano izquierda. Quería decir que se
casaría contigo.
Ponerse en el balcón con el
abanico abierto, salir al balcón abanicándose o salir de la sala abanicándose. Quería decirte que estaba viendo
la manera de poder salir de allí. Si lo hacía con el abanico cerrado, era todo
lo contrario y quería decir que la era imposible salir de allí.
Siéntete libre para comentar, compartir e indicar tu parecer.
Fuente fotografía lauramcalister
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