¿SABRÍAIS QUÉ ES ESTE DOCUMENTO?

Como muchos supongo habréis supuesto, se trata de la primera instantánea de la que se tiene conocimiento de Madrid, es un daguerrotipo, que era la primera técnica utilizada para la reproducción fotográfica. Su fecha esta datada en 1854 aunque la poca historia que hay sobre ella y que no es demasiado nítida, hace que los profesionales la varíen entre el 1850 y el 1860.
Se trata de esta pequeña imagen de  unos cuantos tejados, lo que se intuye como un andamio de construcción y lo que parece según los historiadores, podría tratarse de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis en la calle del Carmen.
Según se cree, la imagen fue tomada desde una azotea de la calle Arenal aunque hay otras opiniones que mantienen que se tiró desde el  luminoso del Tío Pepe. 
Su actual dueño la adquirió en una subasta tras alcanzar la nada desdeñable cifra de 32.000€.
No está mal para este pedazo de historia que, como gran parte de ella, ha llegado a nosotros falta de nitidez pero con todo su encanto y misterio.


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EL EDIFICIO CARRIÓN.

Este edificio es sin duda uno de los iconos de nuestra Gran Vía y por ende de nuestra ciudad.
Se edificó entre los años 1931 y 1933 y aunque nuestra memoria nos haga pensar que siempre ha formado parte de él el logotipo de Schweppes, lo cierto es que no siempre ha sido así, anteriormente había un luminoso de la marca de tabaco Camel. La licencia para colocar el luminoso de Schweppes se dio en Agosto de 1972 pero no se otorgó definitivamente hasta Septiembre de ese mismo año, tras tener que pagar la marca las 3750 pesetas que el Ayuntamiento le cobró en concepto de pago por los derechos de ubicación 
En el proyecto inicial el edificio tenía 64 apartamentos, un hotel, una cafetería, un bar, un restaurante una fábrica de agua de Seltz, varias oficinas oficinas, dos salas de fiesta y el cine Capitol que tenía un aforo para 2000 personas (no me preguntéis como, pero así figura en los archivos).
Además el edificio mantiene el privilegio de ser el primer edificio de la ciudad que tenía aire acondicionado, cuya maquinaria ocupaba una habitación entera y fue toda una revelación para la época.
El nombre que tiene se debe a su promotor D. Enrique Carrión.

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EL PRINCIPE DE VERGARA.

Es difícil encontrar un madrileño que no haya pasado alguna vez por la calle Príncipe de Vergara, pero más complicado es encontrar alguien que sepa su nombre o a qué debe el honor de dar nombre a tan famosa calle.
Pues bien el Príncipe de Vergara no es otro que Joaquín Baldomero Fernández Espartero, más conocido por el General Espartero.
La fama de Baldomero se inició cuando se enroló como voluntario en la guerra con los franceses, de allí cruzo el charco para hacer las Américas donde llego hasta el rango de Brigadier. A su regreso a España tras la muerte de Fernando VII pasó a ser capitán del ejército cristino en defensa de Isabel II que luchaba contra los carlistas. En 1839 junto con Rafael Maroto, protagonizó el famoso "Abrazo de Vergara" mediante el que se puso fin a la guerra de los Siete Años entre ambos bandos.
Llegó a ser regente de España en dos ocasiones y en 1870 llegó a tener grandes y poderosos seguidores que apostaron por que fuera suya la corona española. Prácticamente fue protagonista en todas las disputas militares del siglo XIX, lo cual le llevó a atesorar distintos títulos y honores.
Pero aunque su título nos ha llegado hasta nuestros días, debido a sus grandes hazañas que da nombre a su calle con más fuerza que su propio nombre, lo que si que ha perdurado durante la historia han sido los atributos de su caballo. 
Es popularmente conocido el dicho "Tienes más huevos que el caballo del Espartero" la cual se utiliza para alabar la valentía de alguien, y que en verdad se refiere literalmente a los atributos del equino en la estatua que el susodicho y el  General posee en la esquina de la Calle Alcalá con O`donell. Dejando de lado si estos se merecen o no tanto renombre, en cuestión de medidas me declaro incompetente para el juicio, el caso es que así han quedado en nuestro recuerdo cultural y es una expresión muy popular que segurente has utilizado sin saber a que caballo y a que General se refiere.
El último tributo que se conoce al caballo y por consiguiente a su montura, se lo hizo el grupo Mecano, quienes escribieron una canción, la cual nunca llegó a publicarse, sobre el punto de vista del caballo de los famosísimos atributos y las cosas que ocurrían frente a su mirada.

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EL FAMOSO PERRO PACO.

Hoy vamos a hablar de un famosísimo madrileño el cuál no conserva su mérito en el arte de las letras, ni tiene una calle a la que su historia rememora. Su mérito no es otro que el de ser un perro, sin duda uno de los animales más célebres que ha sido vecino de Madrid, este no es otro que el Perro Paco.
La historia comienza en Octubre de 1879 cuando un perro vagabundo decidió entrar en uno de los restaurantes más prestigiosos de Madrid, el Café Fornos, que se encontraba en el cruce de la calle Alcalá con la calle de la Virgen de los Peligros. El caso es que el chucho se coló en el restaurante y resultó simpático al Marques de Bogaraya que estaba comiendo en una de las mesas y lo bautizó con el nombre de Paco, pues aquel día se celebraba la festividad de San Francisco de Asís.
El Marques y el perro comenzaron a hacerse inseparables y como el Marqués era un asiduo al Fornos, éste se pasaba tan frecuentemente a visitar a su generoso amigo, que llegó un momento en que prácticamente el perro era un empleado más de este Café que nunca cerraba, por lo que el perro entre la calle y un distinguido lugar caliente con comida, no tuvo ninguna duda de donde ubicar su nuevo hogar.
La relación fue creciendo y Paco comenzó a acompañar al Marqués al Teatro, a los toros y a cualquier otro lugar donde este quisiera ir. No existía en Madrid portero o conserje que tuviera los bemoles suficientes de negarle la entrada, con lo que los madrileños comenzaron a convertirse en una especie de Paquíbiebers que hubieran invadido de followers el twitter del perro de haber existido en la época. Se escribieron canciones sobre él perro Paco, los diarios escribían sobre su presencia en los eventos como si hubiera acudido alguien de la realeza e incluso un diario bajo el nombre de “El Perro Paco” presumía de contener las opiniones del can sobre política, arte, cultura etc…
Sin duda era el perro que mejor vivía de la capital, hasta que un 21 de Junio de 1882 fue a los toros a ver un funesto espectáculo, el novillero estaba haciendo tan mala faena que Paco se lanzó al ruedo para abroncarle personalmente. El novillero herido en su orgullo lo atravesó con su espada y aunque se le dieron todas las atenciones posibles, Paco no pudo aguantar las heridas y falleció.
La noticia fue un auténtico mazazo en el corazón de los madrileños que lo lloraron por las calles, se habló de él en cualquier diario o tertulia, llegó a mencionársele en el Ateneo y en las propias Cortes e incluso se pensó en crear un museo de animales célebres en su honor, el cual finalmente terminó siendo un museo taurino con la presencia de Paco disecado. 
Finalmente cuando el museo cerró se enterró a Paco en una tumba anónima dentro del Parque del Retiro, para que este no nos abandonara nunca y pudiera seguir disfrutando del cariño desinteresado de todos sus vecinos.
Del torero, nunca más se supo, por lo que pagó con se acero el fin de su carrera.

Tertulia de 1895 en el Café Fornos presidida por Vital Aza.
(Fuente ABC)




Documento con la Polka al Perro Paco
(Fuente todocolección)

 


LOS LEONES DE LAS CORTES

Si preguntamos a cualquier español que nos indique una escultura de bronce de nuestra ciudad, en la inmensa mayoría de los casos, la elección elegida sería la de los leones de las cortes.
Sin embargo estos leones aunque no todo el mundo lo sepa, no siempre tuvieron este aspecto, ni tuvieron la fama que hoy en día tienen.
En un inicio las cortes tuvieron como única ornamentación dos farolas. Como quedaba un tanto soso, encargaron a Ponciano Ponzano que hiciera alguna escultura para presidir la entrada que le diera una mayor presencia y estuviera a la altura del edificio que presidían. Este decidió hacer dos leones de largas melenas los cuales realizó en yeso y los enlució con pintura de bronce. Pero en menos de un año, como era de esperar, estos empezaron a deteriorarse por el clima y los arañazos que los propios madrileños hacían sobre ellos a su paso. Se solicitó al propio Ponzano que los fundiera en Bronce, pero este, entre que se encontraba en la cima de su carrera y que el estado no había respondido a sus pagos, como a él le hubiera gustado por otros encargos, dio un precio totalmente desorbitado, viéndose el Gobierno obligado a rechazarlo de inmediato.
Por ello se dio el encargo a José Bellver, tío de Ricardo Bellver que fue quién realizó la escultura del Ángel Caído del Retiro. Este realizó dos leones de piedra, pero eran tan poco lucidos que el Estado los vendió y hoy pueden verse en la puerta del jardín de Monforte de Valencia.
Se retomó entonces la idea de volver a fundir en bronce los dos leones de yeso de Ponzano, pero el problema era que en aquel entonces no había grandes fundiciones artísticas en España. La idea de fundir los representantes primeros de nuestras cortes fuera de España, fue rechazada de inmediato por la Reina Isabel II, por lo que se pidió ayuda a la fundición del ejército de Sevilla para ver si era viable.
En dicha fundición, aunque no estaban acostumbrados a realizar esta serie de trabajos, dado que sólo hacían trabajos de armamento, tras varias pruebas consiguieron hallar la aleación idónea para el trabajo. Como el presupuesto y el bronce eran escasos en la época, se decidieron coger para el trabajo, unos cañones recaudados en la guerra de Wad-Ras contra el ejército de marruecos, los cuales se fundieron junto con una de las lleves de bronce de la ciudad de Tetuan. Durante estas pruebas de aleaciones, Ponzano llegó a un acuerdo con la corona para rehacer un poco el diseño y colaborar en los trabajos, con lo que colocó una de las patas de cada león sobre una bola y tras otras muchas tantas discusiones y quejas, sobre si los leones deberían volver a la puerta de las cortes y lo inadecuado de la procedencia del bronce que los enlucía, por fin en 1872, siete años después de su fundición en Sevilla fueron colocados en las puertas de las cortes hasta nuestros días.

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Así fotografíó Jean Laurent a los actuales Leones de las Cortes está tomada en el recinto de la Real Fábrica de Artillería de Sevilla.

Los leones en primer plano con su aspecto más fiero. 
(Fotografía propiedad de @madridnube)


Leones de yeso de Ponzano en la puerta de las cortes
  
Leones de piedra de Bellver en la puerta del jardín de Montalban en Valencia

Leones de las cortes fundidos con el bronce de los cañones de la guerra de marruecos.


UNA DE ESPÍAS.

Madrid, tras la segunda guerra mundial, dada la postura “neutral” que mantuvimos durante la misma, se convirtió en un lugar perfecto tanto como puerta de salida de los mandos Nazis hacia América, como de control por parte de las fuerzas aliadas de la correcta salida de dichos mandos hacia un exilio “consentido”.
Por ello no era de extrañar ver a altos mandos de ambas fuerzas pasearse por las calles de Madrid, codeándose con la jet set madrileña y abarrotando las habitaciones del Hotel Ritz.
En esta época (año 1931) una distinguida dama irlandesa llamada Margaret Kearney Taylor pensó que en Madrid no existía ninguna casa de Té a la altura de las que existían en Londres y en otras muchas capitales Europeas, por lo que con la ayuda de sus influyentes amigos, entre ellos el abuelo de los actuales dueños, decidió con mucho ojo abrir las puertas del Salón de Té Embassy, digo con muy buen ojo, pues lo situó en la Castellana nº 12 en un punto muy cercano tanto de la Embajada Alemana (Castellana nº 4), como de la inglesa (Fernando el Santo nº 16) y el Hotel Ritz (Plaza de la Lealtad nº 5).
Esta ubicación y lo selecto de su propuesta, convirtieron dicho salón en uno de los puntos de reunión donde se forjó el futuro de Europa y entre sus cuatro paredes se llevaron a cabo reuniones de espionaje, complots y vaya usted a saber, que otras muchas cosas de las que no nos habremos enterado.
Hoy en día el salón sigue abierto al público como pastelería, restaurante y cafetería, y es un punto de asistencia más que digno para todo aquél que bajo un delicioso café quiera dejar volar su imaginación sintiéndose un espía de los de antaño.

https://www.facebook.com/Embassy.es

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Foto del archivo de la web del propio Salón.


LA OSA Y EL MADROÑO

¿Y por qué un oso y un madroño para representar el escudo de Madrid?
Bueno, mejor dicho una osa y un madroño pues aunque queden todavía madrileños que lo desconocen, según se cita en los archivo de la ciudad, custodiados en la “Casa de la Panadería” (en la Plaza Mayor), los manuscritos confirman que es una hembra de oso como representación de la fertilidad y de la Osa Menor.
Pues bien, el primer escudo de armas de Madrid, anterior al 1200, lo componía un pedernal sumergido en agua con dos mazos haciéndole saltar chispas. Con esta imagen se recreaba que originariamente la Villa de Madrid se creó sobre manantiales subterráneos y las murallas de Madrid estaban hechas de pedernal del que salían chispas cuando las fechas enemigas lo chocaban.
Cuando a Madrid le otorgaron su fuero de privilegios; aunque os pueda parecer extraño e inusual por las pocas veces que ha ocurrido durante la historia, se creó una disputa entre la Iglesia y el Estado, sobre quién tendría la competencia sobre la explotación maderera, la caza y el pastoreo. 
Estuvieron más de 20 años de negociaciones (de las de antes, a cara de perro, nada de la Troika o el G20) hasta que finalmente no sabemos por si agotamiento o por que 20 no son nada pero se hacen largos para negociar, se acordó que la Iglesia se quedaba con las tierras de pastoreo y el Estado con la madera y la caza.
Por ello el oso se erguía firmemente sobre sus patas traseras, representando el dominio de la Iglesia sobre las tierras, mientras que con las delanteras se apoyan en el árbol en representación de madera y caza por parte del estado.
El oso y el árbol se representaban  sobre un azul celestial, representando la celebré claridad que por aquél entonces brillaba en el cielo de Madrid (no, Madrid no siempre ha tenido boina de polución) con siete estrellas que representan las estrellas que componen la constelación de la Osa Menor, de ahí la bandera de la comunidad de Madrid.
No he encontrado ningún dato que indique a ciencia, cierta el motivo por el que ha llegado a  nuestros días, el que el animal habitualmente sea un oso y no una osa, pero ya sea por el que el propio pueblo lo modificó en su día a día, o por esa tendencia que siempre ha mantenido la iglesia, de preferir el sexo masculino para sus representaciones de poder, el caso es que la pobre osa se ha tirado media vida con su sexualidad errada de boca en boca. 
Respecto al árbol que compone el escudo, algunos historiadores mantienen que en un principio se trataba de un roble, debido a que eran muy comunes por la zona, pero que se cambió por un madroño cuando  a principios del siglo XVI una plaga de fiebre asoló la ciudad, enfermando hasta al propio rey Carlos V. Los madrileños con su tendencia a la automedicación, descubrieron que hirviendo las hojas del Madroño las fiebres se mejoraban, con lo que con dicho remedio salvaron la vida de muchos madrileños y del propio rey, para así otorgar al madroño (que en verdad es un arbusto y no un árbol), el hueco que se merecía dentro de nuestro escudo de armas. 
Espero que se os hayan aclarado algunas dudas al respecto de nuestro querido emblema.
El autor de la estatua Antonio Navarro Santafé junto al periodista Funes