Posiblemente se trate de uno de los nombres más castizos
de Madrid, o al menos que a cualquiera que se le mencione, lo vincularía
directamente a la capital, pero realmente el nombre de esta calle, barrio,
distrito y lo que fue también una dehesa, se debe según dos de sus versiones a
la mala utilización de un mote que mantuvo una vecina de esta calle, vamos a poner
algo de luz sobre su origen.
Al parecer, según cuentan los historiadores, esta calle
se llamó en otro tiempo calle de la Encrucijada y calle de la Mancebía (por una
que se encontraba allí situada). En la primera de las hipótesis se mantiene que
el nombre proviene del gentilicio de los nuevos residentes que venidos de
Arganda del Rey se aposentaron en la zona, creando un pequeño gueto de
residentes de dicha población Arganda pequeña/Arganduela/Arganzuela.
Personalmente me decanto por esta versión, por ser la más simple, que normalmente es la que suele llevar la razón, aunque las dos
versiones más extendidas nos llevan al siglo XV y además de ser bastante más prosaicas, la documentación de sus
personajes es bastante más extensa. Estas son las dos versiones que se
mantienen sobre el mismo personaje aunque una es más una leyenda que una
versión.
Al parecer en esta calle vivía un labrador bastante bien
acomodado, al que todos conocían con el nombre del “Tío Daganzo”, ya que era
natural de dicha localidad. El tío Daganzo era un personaje bastante conocido
en la época y con un peso dentro de la comunidad bastante elevado, incluso el
propio Cervantes lo inmortalizó en su obra “la Elección de los alcaldes de
Daganzo”. El hombre tenía una hija que respondía al nombre de Sancha y que al
parecer era muy guapa y garbosa, a la chica se la conocía por el nombre de
Sanchica (diminutivo de su nombre) y por Dazanzuela (por ser hija del tío
Daganzo).
La chica era bastante famosa por su belleza y sus artes
de seducción pero no queda del todo claro si esto es cierto o no, dado que al
parecer, según mantiene Pedro de Répide, parte de las lindezas que de ella se
contaban, eran invenciones de Antonio Capmani y sus cronistas seguidores.
Fuera como fuese, lo que ésta hipótesis mantiene, es que
de la mala derivación del mote de la chica, ésta pasó a llamarse de la zona de
la Daganzuela, a la zona de la Arganzuela.
Como os decía personalmente me decanto por la primera hipótesis,
pero lo que sí es cierto es que el personaje existió y que se contaba de ella
una bonita leyenda la cuál os dejo como complemento de la historia y que sería
la tercer de las versiones.
Cuenta la leyenda que estando paseando la Reina Isabel la
Catolica por las inmediaciones del rio Manzanares, de repente se encontró presa
de un ataque de sed. La reina se acercó a una muchacha de nombre Sanchica, la
cuál era hija de un alfarero natural de Daganzo y que transportaba un cántaro
con agua para su padre. Al pedirle la reina beber del cántaro, a la niña se le
escapó una lágrima de emoción, lo cual conmovió tanto a la reina que ordenó a
su sequito llenar tres veces el cántaro de agua del que la niña le había dado de
beber y que regaran con esa agua el perímetro
de la tierra sobre la que se encontraban. Una vez realizado la reina regaló a
la niña como dote esta parcela de tierra, y por eso esa tierra pasó a llamarse
la tierra de la Daganzuela, que con el tiempo terminó llamándose de la
Arganzuela.
Siéntete libre para comentar, compartir e indicar tu
parecer.
Inicio de la Calle Arganzuela con la Fuentecilla (1930)
Barrio de Peñuelas. El principal núcleo de población de la Arganzuela a principio del siglo XX.
(Fuente urbancidades.wordpress.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario